Oblak, Cristiano y otra vez Simeone

José M. Fernández

DEPORTES

Mariscal | EFE

08 abr 2018 . Actualizado a las 22:48 h.

Había tan poco en juego que el derbi desnudó a unos y a otros. A estas alturas, la segunda plaza no deja de ser un premio menor, un pobre consuelo con la plaza en la Champions ya asegurada. Eso sí, no es el orgullo un asunto menor cuando se trata de un derbi. Así que mientras Simeone, que tampoco tiene mucho donde elegir, no se dejó nada en la guantera, Zidane exhibió la doble versión de la que para su homólogo es la mejor plantilla del mundo.

Tampoco hubo sorpresas en un planteamiento muy similar al de los últimos años, ese que al Cholo le ha permitido puntuar en la Liga en el Bernabéu en sus cinco últimas visitas, pero con el que también ha acumulado un par de grandes frustraciones en Europa. Más o menos lo previsto, incluso el gol de Cristiano Ronaldo, que aceptó con absoluta normalidad su pactada sustitución.

Marcaron el portugués y Griezmann, y se lució Jan Oblak, un prodigio bajo los palos, ese futbolista en cuyo físico y maneras casi nadie adivinaría al, probablemente, mejor guardameta del mundo, el jugador en el que empieza -y en demasiadas ocasiones acaba- el Atlético de Simeone. Así que casi todo previsible, incluido el cicatero planteamiento rojiblanco, encomendado de nuevo al esloveno y a Griezmann, aunque tuviera muy poco que perder.

Con Diego Costa muy lejos de lo que de él espera Lopetegui y un desconocido Vitolo, solo reaccionó el Atlético al verse por detrás en el marcador y cuando intuyó que el Madrid iba a tener dificultades por los problemas físicos de Lucas Vázquez. Al menos Zidane no ocultó que se trataba de un duelo menor, un banco de pruebas de lo que se avecina; por eso reservó en el inicio a Modric y a Isco o sentó a la hora de juego a Cristiano. Lo habitual, de no ser por lo poco que había en juego.