Adrián Martínez Vara: «Jugar para tu país es un espectáculo»

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Pasó por Rusia y volvió a Ferrol para ayudar a su club de siempre, O Parrulo, a seguir en la élite

26 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En el popular barrio de Caranza, en Ferrol, en el que viven hoy en día cerca de 12.000 personas, dio sus primeros pasos en el fútbol sala el ferrolano Adrián Martínez Vara, Adri, ahora jugador de O Parrulo, uno de los dos clubes gallegos en la élite del fútbol sala. «Mi madre siempre me tenía que reñir porque me escapaba a jugar a la calle con los amigos. Jugaba en la plaza de las casas rosas, debajo de mi casa. Me peleaba con los mayores porque siempre quería ganarles, muchas veces acababa enfadado». Tras esas primeras escaramuzas en la calle llegó una fructífera carrera deportiva, con más de medio centenar de partidos internacionales, y títulos nacionales logrados tanto con el Azkar de Lugo como ElPozo Murcia, dos de los clubes en los que militó.

- ¿Qué recuerda de sus primeros pasos en el deporte?

- Era salir del colegio y me iba a jugar con los mayores, a dar la lata. Mi tío jugaba en un equipo y mi abuelo era el entrenador. Desde muy pequeño estuve ligado al fútbol sala y ya con tres o cuatro años peleaba para que me dejaran darle patadas al balón.

- ¿Solo jugó al fútbol sala?

- Primero hice fútbol, aunque no me gustaba mojarme y me pasé al fútbol sala.

- ¿Se la daba bien?

- Yo creo más en el trabajo, aunque es verdad que mi abuelo siempre me decía que tenía algo diferente, que había salido a mi bisabuelo, que fue jugador del Racing y el Deportivo. Ahora puedo decir que mi abuelo tenía algo re razón, aunque también es verdad que la suerte me acompañó. Yo soy de los que puedo decir que he vivido del fútbol sala, que no es fácil.

- ¿Qué significó O Parrulo en su carrera?

- Pasé por varias escuelas y jugué en el equipo de La Salle, mi colegio. O Parrulo siempre será mi casa, llegué de cadete y ahí acabé de formarme como jugador. Ellos son los que apostaron por mí y debuté con ellos en Segunda División cuando solo tenía 17 años.

- ¿Y su llegada al Azkar de Lugo?

- Fue otro gran paso, era un equipo de Primera División. Llegué con 18 años recién cumplidos, mi primera salida de casa. Vivía en un piso con dos compañeros que me ayudaron mucho. La gente me apoyó y me dieron consejos que me encauzaron en este deporte. Fue duro, en mi casa lo tenía todo. Hubo tramos complicados.

- ¿Fue cuando supo que iba a ser profesional?

- Yo nunca pensé que iba a vivir del fútbol sala. En Lugo firmé mi primer contrato y comencé a ganar dinero. Primero jugué en el filial e incluso salí cedido a Bilbao, aunque con la llegada de Bruno García todo me fue bien y ese año acabé como el jugador revelación de la liga. Estuve en el Azkar seis temporadas.

- ¿Cómo fue el salto a ElPozo?

- Llevaban dos años detrás de mí y cuando hubo problemas por impagos en el Lugo, me marché. El club murciano era especial para mí, yo había sido fan de ElPozo desde pequeño. Fue cumplir un sueño.

- Se fue a un grande del fútbol sala pero también con grandes jugadores. ¿Fue más difícil hacerse un hueco?

- Muy complicado, el primer año se me hizo durísimo, muchas lesiones y enfermedades. Acabé operándose de las amígdalas. Varias veces llegué a plantearme mi salida. Fran Serrejón y Kike fueron especiales, tengo mucho que agradecerles, me ayudaron muchísimo. Ellos fueron los que me dijeron que iba a llegar mi momento, que tuviera paciencia y así fue. En poco tiempo estaba como un avión, jugaba con asiduidad, gané la Supercopa de España con A Coruña y me dieron el premio al mejor jugador de la competición. Después gané varias Copas del Rey y algún título más. También llegó mi primera llamada con la selección absoluta de fútbol sala. Fue todo muy rápido y espectacular.

- ¿Se perdió dos europeos y un mundial?

- Es verdad, debuté en la selección con solo 22 años, aunque cada vez que iba a ir a un Europeo o un Mundial llegaba alguna lesión. No tuve mucha suerte. En el que ganó España me lesioné justo un día antes de viajar para comenzar el mundial.

- ¿Recuerda su debut con la selección?

- En la primera llamada estaba en el Azkar y fue para jugar un amistoso. El debut, debut, fue en Jaén, frente a la selección de Turquía. Recuerdo que salí al campo y en la primera que agarré metí gol.

- ¿Qué supuso ser internacional?

- Lo cambia todo, es especial, solo el entrenar con España es un lujo. El momento más bonito es cuando suena el himno. Jugar para tu país es un espectáculo.

- ¿Quiénes han sido su referencia?

- Kike y Fernandinho, son las personas con las que más fácil pude jugar al fútbol sala. Mi gran ídolo, de siempre, fue Daniel Ibáñez.

Después de triunfar en España, Adri aceptó una oferta para jugar en Rusia.

- ¿Por qué el extranjero?

- Sentí que era el momento de dar un paso diferente. Barajé irme a Japón, aunque al final acabé en un club de Moscú.

- ¿Cómo fue la experiencia?

- Me comentaron la oferta de Rusia y me dijeron que iba a ganar mucho dinero. Yo dudé, la que se animó fue Lara, mi mujer. Dijimos, nos vamos, parecía muy fácil, aunque al llegar al aeropuerto... pensamos en dar la vuelta. Lin, un jugador del Barça, que también fichaba en ese club, y su mujer, Vanesa, fueron los que tiraron de nosotros.

- ¿Cómo les fue?

- Era otro mundo. El club era de Moscú, nos trataron espectacular, aunque todo era diferente. Cuando llegamos nos preguntamos. ¿Pero en dónde nos hemos metido?, ¡madre mía!. La primera semana lo pasamos fatal. Luego nos asentamos, comenzamos a encontrar cosas. Comíamos pollo, carne, pasta, no había mucha variedad pero ibas comiendo bien.

- ¿Y el frío?

- Llegamos a estar a menos 27 grados, aunque las casas están muy aclimatados.

- ¿Y los viajes?

- Todo en avión. Las distancias son muy grandes. Algún viaje duraba tanto como si nos desplazáramos a Madrid

- ¿Buen nivel?

- Hay muchos brasileños, el nivel es alto, aunque todo es muy físico.

- ¿Por qué lo dejó?

- Tuvimos un niño, sufrimos algún problema y decidimos volvernos a casa. Regresar a O Parrulo fue genial.