Entre la BBC blanca y las urgencias del PSG

Manuel García Reigosa
Manuel G. Reigosa EL PERISCOPIO

DEPORTES

IAN LANGSDON | Efe

06 mar 2018 . Actualizado a las 00:06 h.

Tan apasionante como el partido de vuelta en París es conocer el once inicial por el que apostará Zinedine Zidane en el Parque de los Príncipes. Con la BBC o con el sacrificio de alguna B.

Pasa el tiempo y no es descabellado pensar que una de las claves de la excepcional marcha del conjunto blanco la pasada campaña, además de tener mejor equipo, con un banquillo de lujo nunca visto antes, apunta a que, por fas o por nefas, el técnico francés casi nunca pudo disponer del tridente Benzema, Bale, Cristiano. Porque son jugadores letales, veloces, capaces de sortear cualquier campo de minas. Pero no siempre les acompaña la pegada y a menudo les cuesta engranar la marcha atrás. Y si tres futbolistas participan poco, o menos que poco, en el juego sin balón, el equipo se resiente.

La verdad es que a Zidane se le presenta un escenario complicado para decidir la formación inicial. El estado físico de los dos ingenieros que más mueven los hilos en el centro del campo, Modric y Kroos, es una incógnita. No juegan desde la eliminatoria de ida. Marcelo, un lateral tan complicado de clasificar como difícilmente sustituible, pudo disputar al menos media hora frente al Getafe. Y, en general, el Real Madrid de esta temporada es un equipo indescifrable, capaz de deslumbrar y de descarrilar, a veces en un mismo partido.

En el otro banquillo Unai Emery se juega un proyecto sin poder contar con el jugador más caro de la historia, Neymar. No obstante, la baja del brasileño abre las puertas a otro estilete, Di María, que espera con ganas a su anterior equipo. Desde que acabó el partido de ida, el técnico ha hablado más de arbitraje que de fútbol, del que le tocó en el Bernabéu y del que quiere para la vuelta.

Así se presenta el partido más interesante de las eliminatorias de octavos de final en la Champions League, con un Real Madrid que se juega la temporada y con un PSG que se juega un modelo, porque puede ganarlo todo pero, si se vuelve a quedarse apeado prematuramente en la carrera continental, sumará el fracaso más caro de su historia.