Apuntando hacia la diana olímpica

DEPORTES

ANGEL MANSO

Manuel Brage, tras el bronce nacional de tiro con arco adaptado, opta a una plaza en la selección española

06 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El deporte adaptado no cesa de brindar ejemplos de superación y lecciones de vida. Manuel Brage Vila (Mugardos, 1971) protagoniza la última de ellas con acento gallego. En solo cuatro años de práctica de tiro con arco (en la modalidad open recurvo, la olímpica de toda la vida), su progresión ha sido tal que ya acumula un campeonato de España (el del 2016 ganado en Torremolinos, pero sin margen a acudir a los Juegos de Rio) y el bronce nacional cosechado en Langreo hace menos de un mes (el otro gallego, Pedro Paz fue cuarto) y es serio candidato a formar parte de la selección española, que tiene en el horizonte el Europeo de este verano, el Mundial del próximo año y los Juegos de Tokio 2020.

Para ello, Brage Vila tendrá que lograr exigentes puntuaciones en dos de los tres certámenes clasificatorios (el del día 17 en la Blume; el del 6 de abril en Cáceres y el del 27 de abril en Valladolid). El mugardés acudirá a los dos últimos. Pertenece al Club Arco Ferrol (el mismo en el que está enrolado Guillermo Rodríguez, cuarto en los Juegos de Londres 2012 en arco compuesto) e intentará plantar cara a los levantinos y catalanes.

Manuel Brage siempre estuvo vinculado al deporte, incluso antes de sufrir en el año 2001 el accidente laboral que le provocó una lesión en la dorsal 8, que derivó en una paraplejia motora y sensitiva que le sentó en una silla de ruedas. Las pachangas de fútbol sala y el gimnasio tres veces por semana dieron paso al deporte federado. Primero, al tiro olímpico con carabina de fuego de calibre 22 y de aire comprimido. «Pero me cansé», zanja. Así que se pasó al tiro con arco, en su opinión, «más social, ya que no requiere encerrarte en ti mismo para concentrarte», disciplina que conoció por medio del Club ADN. «Ya desde pequeño las actividades de puntería me llamaron la atención. Recuerdo tener una discusión para conseguir que mis padres me comprasen una carabina de perdigones», relata.

El accidente le obligó a abandonar su profesión de electricista (tiene un grado de invalidez de un 80%) y decidió federarse. Se entrena tres horas al día. «En abril sabré si me veo en la selección y en esas competiciones internacionales. Depende del momento de forma, que va por rachas que a veces no te explicas», afirma. «De todos modos, estoy en esto con el objetivo de que me llame la selección y disputar el Europeo», añade.

Aprovecha para animar a la práctica deportiva a todas las personas que sufran una discapacidad. «Deberían seguir este consejo todos los que se quedan en una silla de ruedas. Aparte de la mala suerte de no trabajar, que piensen en la buena suerte de seguir viviendo y en aprovechar ese tiempo», invita. «Hay cantidad de deportes y además esto cultiva la mente y no es excluyente del ocio», explica antes de ejemplificar: «Yo ahora nado, soy amo de casa, llevo a la niña a actividades...».

Manuel Brage, otro héroe más del deporte paralímpico gallego.