Steve Kerr, el yerno de América

José M. Fernández

DEPORTES

19 feb 2018 . Actualizado a las 18:29 h.

Viene a ser algo así como el yerno de América, el chico guapo, inteligente, educado y con pinta de buena persona. Y triunfador. Steve Kerr ha conquistado dos títulos de la NBA como entrenador en tres temporadas en activo y otros cinco como jugador. Ni necesita recurrir a un golpe de efecto para reforzar su posición ni apelar a un compromiso social del que, aparentemente, poco rédito puede obtener. Aún así, en la línea de Phil Jackson o Gregg Popovich, los dos maestros bajo cuyas órdenes se enfundó cinco anillos (tres con el primero, en Chicago, y dos con el segundo, en San Antonio), la semana pasada protagonizó un par de gestos bastante más brillantes que el aburrido All Star. «El equipo es de los jugadores, y tienen que hacerse cargo de él. Nuestro trabajo es empujarlos en la dirección correcta, guiarlos, pero no los controlamos. Ellos determinan su propio destino, no yo». Estas fueron sus palabras poco después de pedir un tiempo muerto y entregar la pizarra a sus jugadores para que se autogestionaran. Los Warriors, inmersos en una cierta crisis de identidad, ganaron con facilidad a Phoenix y Kerr se dirigió el banquillo visitante para despejar cualquier sombra de duda sobre una falta de respeto al rival: «Están cansados de oírme. Yo estoy cansado de oírme. Pensé que era buena idea hacer algo distinto».

Tres días después, reflexionó en voz alta sobre la masacre en la escuela de Broward: «Podemos hacer algo, podemos votar a personas que protejan la vida de los ciudadanos y no que no solo se inclinen ante la Asociación Nacional del Rifle porque financian sus campañas». Calificó de estupidez el levantamiento de un muro que cuesta millones de dólares «y que nada tiene que ver con la seguridad de los ciudadanos». Un alegato en un país en el que los muertos por armas de fuego doblan en número a las víctimas de ataques terroristas en todo el mundo. Conviene escuchar a Steve Kerr, al que paradójicamente alguien apodó Wyatt Earp (protagonista del mítico tiroteo en OK Corral) por su habilidad en el lanzamiento de tres -conserva el mejor porcentaje de la NBA-, entre otras cosas porque tiene la autoridad moral para ello. Su padre murió en un atentado terrorista reivindicado por Hezbolá en el Líbano cuando tenía 18 años. Hay vida más allá del deporte.