Lorena Benavides: «Ahora no nos tratan diferente»

DEPORTES

Miguel Villar

La Voz vive un partido plácido con la árbitra ourensana Lorena Novas, que dirige en diferentes categorías

19 feb 2018 . Actualizado a las 18:24 h.

El mismo día en que la colegiada gallega Tania Fente suspendía, durante 20 minutos, un partido de la liga gallega infantil en el Polvorín de Lugo, por insultos al árbitro, y hasta que llegó la policía, en Ourense tres colegiadas, Lorena Novas, Irene Outeda y Tamara Estévez, aseguraban que este tipo de situaciones no son tan habituales como antes y que en la actualidad la mujer es muy respetada en el mundo del arbitraje, tanto o igual que los hombres. La Voz las acompañó en uno de los partidos de este fin de semana en Ourense para conocer cómo se preparan.

Son las tres y cuarto de la tarde y Lorena Novas Benavides llega en su coche al estadio ourensanos de Os Remedios para arbitrar el partido entre el Pabellón y el Ribadumia, de La Liga Gallega de juveniles. Junto a ella están Irene Outeda y Tamara Estévez, que actúan como asistentes. Las tres llevan casi cinco años arbitrando partidos por toda Galicia, aunque ninguna había militado antes en un equipo. Simplemente les gusta el deporte y el fútbol. El responsable del campo las acompaña al vestuario en donde repasan las actas. Comprueba la fichas de cada jugador, uno por uno, y del equipo técnico. Lo hacen entre las tres utilizando una aplicación móvil del colegio de árbitros que les permite ir más rápido. Necesitan media hora para arreglar todos los cabos sueltos. Por su vestuario pasan los entrenadores de los equipos para dar los últimos toques e informar del color de las camisetas de los jugadores y del portero, entre otras cosas. De esta manera, elegirán la que utilizarán esta tarde. «Soy árbitra desde los 18 años y ahora estoy estudiando Trabajo Social en Ourense», explica Lorena. Un plan B, ya que su ilusión sería poder dedicarse de forma profesional al arbitraje. Para ella este mundo no es ajeno, ya que su hermano es árbitro y su padre siempre jugó al fútbol. Empezó como auxiliar y poco a poco fue ascendiendo de categoría. Ahora está en Primera Galicia. «Ojalá pudiera seguir ascendiendo y seguir dando pasos», subraya.

Mientras acaba de vestirse, relata su día a día. «Además de ir a clase en el campus, entreno a diario, con los árbitros los martes y jueves. Y los domingos hago los partidos», resume.

La pregunta parece obligada:

-¿Os tratan diferente en el campo por ser mujeres?

-No. (Irene Outeda y Tamara Estévez son de la misma opinión). Ahora no nos tratan diferente. Todos los compañeros vamos al campo igual y pitamos igual. ¡Claro que te insultan! Pero de la misma manera que a los hombres, no por razón de sexo. Aunque ahora mismo la gente se controla mucho más que antes. Afirma que en la actualidad sienten mucho más apoyo: «Para mí es el momento para que una chica, que quieran, se hagan árbitra. Somos como una piña, nos ayudamos todos: chicos y chicas».

Lorena Novas Benavides forma parte de una generación de árbitras ourensanas que crece día a día. «Creo que ahora mismo debemos de ser unas dieciséis, el número más grande de las delegaciones de Galicia», explica. Ser árbitra le supone dejar de lado muchas cosas, pero cree que es muy positivo: «Te da carácter y otro tipo de cosas que seguro que en el día de mañana nos ayudan. Es verdad que no pueden ver tanto a la familia y a los amigos, pero si te gusta, eso no te importa tanto».

Falta poco para que empiece el partido y Lorena da el último repaso. En el pasillo se escuchan los gritos del equipo visitante.

-¿Tienes algún referente en el mundo del arbitraje?

-Todos los de mi delegación. Pero, quizás, Zulema González. Con ella estuve de asistente en el partido que recuerdo con mayor emoción. Era una fase de ascenso en Canarias. El ambiente era increíble.

Son las cuatro de la tarde y Lorena sale al campo por delante de los dos equipos y con el balón en la mano. Saluda a los jugadores, eligen campo y pita el inicio del partido. En las gradas hay poca gente, la mayoría del equipo local. La presencia de mujeres dirigiendo el partido no les causa sorpresa, ya que no es la primera ocasión y cada vez son más habituales. Falta del equipo local sobre el visitante. Un jugador protesta ante Lorena. «Ocho, ahora no», le dice la árbitra. El jugador se retira cabizbajo. Sigue el encuentro con victoria local amplia en una tarde tranquila.