El interior pucelano fue el MVP de la final disputada en Zaragoza en el año 2008
03 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Roberto Morentin atiende al teléfono mientras viaja de camino a Lugo. No quiere perderse el duelo de la Copa Princesa que enfrenta hoy al Breogán con el Manresa. Militó entre los celestes hace ahora diez años, cuando pilotaba el barco Paco García. «Mis recuerdos de aquella época son muy buenos, porque fue una pasada», dice risueño el interior pucelano. Llegó a Lugo esa misma temporada, «fue un año fantástico y también una lástima porque nos quedó ponerle la guinda del ascenso, aunque nos quedamos cerca».
Aquel Breogán ganó la entonces Copa Príncipe, la única que tiene en la vitrina el conjunto celeste. «Entonces era en formato a cuatro y eran equipazos los que había allí. Recuerdo que se clasificaron los más fuertes de aquel año», explica. «Nos tocó Zaragoza el primer día y Alicante el segundo. Zaragoza era el equipo local, con un grupo hecho de gente de ACB y el partido fue muy duro, aunque conseguimos ganarlo». Alicante fue otra historia, porque entró en juego el cansancio, «fue un partido muy reñido que ganamos con el triple de Morley en el último segundo».
Experto en Copas
Su paso por el Breogán duró todavía una temporada más y después recaló en Melilla, donde ganaron otra Copa. Otra más le cayó al año siguiente cuando defendía al Murcia. Se ríe ante la idea de que se le considere un experto en este tipo de competiciones y recalca que entonces la Copa «ya era a solo un partido, el formato que hay ahora, y la cosa cambia». Explica que «el cansancio en el segundo partido se nota un montón y es mucho más complicado ganarla a cuatro». Sí apunta que el duelo único suma «presión» y señala que «los equipos locales son los que corren con los gastos de la organización», por ahí viene una tensión añadida y «también quieres darle una alegría a tu afición y eso también te condiciona», «eso sí, el ambiente está garantizado jugando en casa y eso también es un plus».
Morentin coincide con la mayoría en que una final de Copa es un partido diferente. Empieza a explicarse por lo más obvio: «Es otra competición, aunque los partidos prepararlos los preparas igual, el ambiente que se respira a lo largo de la semana y la atmósfera que te envuelve cuando llegas al pabellón ya te hace pensar que no es otro partido de liga».