Ronaldinho se fue hace tiempo

DEPORTES

29 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Ronaldinho es uno de esos tipos que un buen día deciden ausentarse de su propio destino. Ha anunciado su retirada oficial. Pero hacía tiempo que había dimitido como genio del fútbol. Concretamente, a los 28 años, cuando Guardiola remodeló el Barcelona de Rijkaard y el futbolista fue traspasado al Milan. Su estrella se fue apagando mucho antes de lo que indicaban su talento y su edad. Es una suerte que brillara a principios de este siglo XXI en esos escenarios mundiales que son la Champions y la Liga española. Pudo haberle ocurrido lo del Trinche Carlovich, ese argentino inconstante de Central Córdoba del que los aficionados prácticamente aseguran que multiplicaba los panes y los peces en el terreno de juego, pero de sus grandes jugadas de los años setenta no hay grabaciones ni fotos, solo quedan imágenes en la memoria y la memoria es una dulce traidora, sobre todo para darle alas a lo que pudo haber sido. La magia de Ronaldinho vive en innumerables vídeos, por lo que queda demostrado para siempre que sus travesuras fueron el sueño de una noche de verano de algunos aficionados. Muchos han llegado después adjudicándose el título de guardián de las esencias del fútbol brasileño, pero las comparaciones (en este caso) son odiosas. Y no es cuestión de pesar los títulos o de contar los goles, se trata de comprobar qué es capaz de inventar un futbolista en el campo, de ver cómo soluciona un problema sobre el césped con la mayor belleza y creatividad posibles. Hasta Johan Cruyff llegó a pedir que Dinho hiciera las cosas más sencillas, sin tanta complicación barroca.

Ronaldinho parece haber vivido su propio declive con la misma despreocupación con la que firmaba un regate imposible y celebraba un triunfo. La confirmación de su adiós es pura formalidad, una reiteración innecesaria. Es como la del jubilado que informa a su familia que ya no renovará más su permiso de conducir cuando todo el mundo sabe que no se sienta al volante desde hace años. La frase tópica «hacía que valiera la pena comprar la entrada» nació para tipos como él. Regaló fútbol, pero dejó a deber unos cuantos años.