La magia continúa en Melbourne

Fernando Rey Tapias

DEPORTES

Bajo su apariencia de artista, Federer es un compendio de virtudes técnicas, tácticas, mentales y físicas

29 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Es noche en Melbourne, y la Rod Laver Arena con el techo cerrado retumba en una interminable ovación, de un público emocionado con el llanto de Federer. Acaba de conseguir su 20º grand slam. Han pasado 15 años desde el primero, en Wimbledon. Desde entonces 96 títulos profesionales, y en muchos se ha repetido al final la escena de sus lágrimas. Una personalidad sensible, que sufrió muy joven el trauma de la muerte en accidente automovilístico del entrenador que más influyó en su formación, Pete Carter.

Ayer calcó el guión diseñado para superar a Cilic: sacar bien, restar agresivo, jugar muy rápido y tratar de que el croata no tomase la iniciativa ni golpease cómodo. En el primer set, todo le fue de cara ante un Cilic que comenzó algo errático. En el segundo en cambio el croata estuvo ya más entonado, dominando en muchos momentos. El partido se igualó, y aunque a Cilic le costaba más ganar su servicio, ganó el tie-break. El tercero fue excelente con ritmo alto, y una exhibición de la variedad y eficacia del saque de Roger, que se impuso con comodidad.

Con bola de break para 3-0 en le cuarto para Federer, se produjo una gran reacción del croata, que coincidió con bajos porcentajes de primeros saques del suizo. Cilic dominaba los peloteos de revés a revés, y llevó la final a la quinta manga. El inicio de ese set fue determinante. Cuando parte del público pensaba que el calor y los 36 años de Federer iban a jugar a favor de Cilic, se equivocaron de lleno. El suizo levantó dos bolas de break en ese primer juego y con una marcha más y un recital de saques y golpes ganadores consiguió doblegar la resistencia de su rival.

Al final, la apoteosis de un público que, como todos los del mundo, disfruta del gran espectáculo de seguir contemplando la magia de este extraordinario deportista con el que se acaban los calificativos superlativos, tanto en los golpes ?saque, resto, derecha, revés, volea, remate, approach, dejada, juego cortado, plano, liftado?, como en el aspecto físico ?coordinación, explosividad, rapidez, agilidad, resistencia, anticipación?, mental ?firmeza, pasión?, o táctico ?variedad total?.

Sobresaliente en todos ellos, el suizo, une una plasticidad y naturalidad a todos sus movimientos que convierten sus acciones en obras de arte. Pero que nadie se engañe, sus extraordinarias condiciones van acompañadas de un duro trabajo muy bien planificado por Pierre Paganini, su preparador físico desde hace 17 años, es decir durante toda la carrera profesional de Roger. «Es un atleta excepcional, dotado de una gran explosividad y coordinación, pero eso no significa que no tenga que trabajar, al contrario, tratándose de su punto fuerte, tiene que trabajar más para marcar la diferencia».

«Roger hace todo con pasión, es su filosofía de vida diaria, le permite vivir el tenis, mientras respira la vida, hace tiempo que encontró la armonía entre las dos. La misma persona que entrena, es la que juega, la misma que vive… Nunca tiene que adaptarse. En casa es igual de natural».

Tras la formación con Carter, Federer inició su carrera profesional con Lundgren, con el que obtuvo su primer grand slam. Luego alternó períodos sin entrenador, con las etapas con Roche, Higueras y Annacone, antes de trabajar con Edberg, su ídolo, que le convenció de volver a utilizar su juego agresivo de antaño, algo adormecido. En los dos últimos años, Ivan Lyubicic, el croata que fue número del mundo, insistió en el modelo de juego agresivo y una mayor fortaleza mental.

Pero en este repaso a los entrenadores que contribuyeron a la trayectoria del de Basilea, no puede faltar Severin Luthi, responsable de Copa Davis suizo, que desde el 2007 ha colaborado fielmente de forma discreta en su preparación, aportándole confianza y equilibrio. Y por último la presencia siempre a su lado de Mirka Vavrinec.

Desde que se conocieron en Sídney 2000, la eslovaca de nacimiento, y suiza de nacionalidad, ha sido su pareja primero, su mujer y madre de sus hijos después, pero siempre su apoyo, su manager, la persona que ha controlado todo su entorno con mano de hierro y le ha proporcionado la estabilidad necesaria para poder compatibilizar su vida familiar con la competición y los compromisos publicitarios y mediáticos.

Federer, ha reconocido públicamente en más de una ocasión que no sería quien es sin Mirka a su lado, y que desde luego sería imposible una carrera tan longeva. Por eso ayer Mirka sonreía radiante de felicidad al comprobar que su marido sigue teniendo la ilusión de un chaval, los reflejos de un joven, la experiencia de un veterano y la magia de un enorme talento sustentada en un duro trabajo. El compendio de todo ello, una obra de arte de la que ella forma parte, y que todos disfrutamos.