Zidane se aferrará a la BBC, asume que solo ganar la Champions le mantendrá en el cargo, y se plantea renunciar ya si cae en octavos ante el equipo francés
26 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.«Me voy, lo dejo todo, se acaba mi carrera profesional al más alto nivel. Mi decisión ha sido reflexionada con madurez. Es definitiva porque ya no puedo arrancar un año más. Me retiro tras el Mundial aunque resulte extraño decirlo dos semanas antes de que acabe la Liga y 53 días antes de que comience la Copa del Mundo». En abril del 2006, Zinedine Zidane se confesó públicamente en Canal + Francia y quedó como un señor al renunciar por escrito a su finiquito con el Real Madrid, a la totalidad de los seis millones de euros netos que debería haber percibido en el curso que le restaba de contrato. Además, incluyó una cláusula que evitaba cualquier posibilidad de rectificación que pudiera perjudicar al Real Madrid en el futuro, ya que clubes como la Juventus y el Olympique de Marsella le habían tanteado. Luego llegaría el triste episodio del cabezazo al italiano Marco Materazzi en la final mundialista de Berlín, despedida oficial del Zizou jugador. Pero eso ya es otra historia.
Tras sufrir su mayor decepción como entrenador al caer en cuartos de final de la Copa ante el Leganés, Zidane trasladó la imagen de un técnico desolado y sin respuesta, incapaz de enderezar el rumbo de una plantilla que se la ha ido de las manos y dispuesto incluso a renunciar al cargo. «Ha sido un fracaso personal clarísimamente, pero no queda más remedio que levantar la cabeza y seguir trabajando porque esa es la única solución», subrayó el marsellés nada más confirmarse la debacle. Aunque ha conquistado ocho de los 12 últimos títulos en juego, contando esta Copa ya perdida y una Liga teñida de azulgrana, Zidane asume con naturalidad que no puede seguir si el Madrid cae en octavos de la Champions ante el PSG. ¿Se juega el puesto entonces?, le preguntaron. «Claro, eso está clarísimo», respondió, sin ambages.
Es más, su entorno revela que ya antes de disputarse la vuelta ante los pepineros comentaba ante su círculo más íntimo que la Liga de Campeones marcará su futuro y que ni ganar la Copa le podía salvar si no conquistaba por tercera vez consecutiva el trofeo europeo.
Intenta salvar a la plantilla
Dispuesto a morir, Zidane lo haría exculpando a su gente. Si algo dejó clara la eliminación ante el Leganés, primera en la historia copera del Madrid tras ganar fuera en la ida, es que el francés defenderá a quienes le han dado la gloria. Aunque pueda sentirse traicionado por algunos de la unidad B, que mostraron una indolencia impropia de chavales deseosos de ganarse el puesto, se siente preso de esta plantilla. «Estoy enfadado conmigo, no con mis jugadores. No pasa nada con los jóvenes. Lo intentan pero es el contexto», apuntó tras un fracaso comparable con otros de este club frente al Toledo, el Centenariazo ante el Deportivo, un Valladolid de Segunda, el Real Unión de Irún o el Alcorcón, contando solo desde el año 2000.
Reunión con Ramos y Florentino
A partir de ahora, con el PSG como horizonte, titularidad asegurada para la BBC y un once tipo, con Nacho, Isco, Asensio, Kovacic y Lucas Vázquez para posibles cambios en caso de urgencia. Los Achraf, Theo Hernández y Marcos Llorente han quedado definitivamente señalados. Cuando Sergio Ramos dio explicaciones el miércoles ya había pasado más de la una de la madrugada, tras reunirse con el presidente Florentino Pérez y con Zidane. «La Champions es la única carta que tenemos», sentenció. Como lo que mascullaba Lucas Vázquez camino de los vestuarios: «¡Una puta vergüenza!».