Los insultos a una árbitra causan la suspensión de un partido

Luis Manuel Rodríguez González
luis m. rodríguez OURENSE / LA VOZ

DEPORTES

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La joven colegiada ourensana aplicó en la competición benjamín el nuevo protocolo federativo para combatir los casos de violencia verbal

23 ene 2018 . Actualizado a las 17:33 h.

Un partido de benjamines entre equipos del Bosco y el Pabellón, clubes de la capital ourensana, se convirtió en otro ejemplo más de los comportamientos inadecuados de los espectadores en el fútbol base. De hecho, una joven colegiada de solo 18 años de edad, Ana Pereira, se vio obligada a decretar la suspensión de la contienda, ante los reiterados insultos y amenazas de un espectador, según reflejó la misma árbitra en su redacción del acta.

«Eres una subnormal, burra» fueron parte de las lindezas que exclamó el aficionado, el cual según relata la propia jueza de la confrontación fue señalado como padre de uno de los jugadores visitantes por parte de varios de los participantes en el encuentro y el propio delegado.

Pereira también detalló que los improperios del hombre comenzaron en lo alto de la grada del campo de Salesianos, para proseguir después detrás de la portería local: «Allí prosiguió con más insultos y amenazándome reiteradamente, diciéndome que me iba a esperar fuera».

En ese momento, la colegiada ourensana comenzó a aplicar con rigurosidad los pasos del nuevo protocolo federativo contra la violencia verbal, comunicado en la circular número 10 de la presente temporada, el pasado 28 de agosto.

La primera medida establece que «el árbitro comunicará al delegado de campo la producción de violencia verbal para que este de forma directa a los asistentes o por medio de la megafonía de la instalación advierta al autor o autores del hecho para que depongan su actitud».

Como quiera que el individuo insistía en sus actitudes y solo se limitó a cambiar su ubicación para continuar con la misma actitud, Ana optó por afrontar el segundo paso de la instrucción reglamentaria: «De persistir la violencia verbal, habiendo sido advertida con anterioridad, el árbitro tendrá la facultad de suspender temporalmente el encuentro para que, a instancia del delegado de campo, se proceda a la expulsión de la instalación del sujeto o sujetos activos de la acción. Una vez expulsados el autor o autores, se reanudará».

Un extremo que, en este caso, no pudo hacerse efectivo, ya que como sucede en la inmensa mayoría de las citas del fútbol base, la ausencia de fuerzas de orden hacía imposible el obligar a la citada persona. Por tanto, el final del emparejamiento liguero se convirtió en inevitable, como corresponde al tercer apartado de las indicaciones de la federación, que también subrayan los actos que tipifican como violencia verbal: «El insulto, la amenaza grave y las manifestaciones racistas, xenófobas, sexistas o intolerantes proferidas de forma continuada o reiterada».

En el Comité Técnico de Árbitros de Ourense confirman que es la primera vez que debe llegarse a esta medida, desde que está en vigor, a la vez que los clubes condenaron cualquier tipo de manifestaciones violentas y abogaron por el deporte formativo, añadiendo el Pabellón que abrirá una investigación para tomar, en consecuencia, las medidas que estimen oportunas si se confirmara la identidad del agresor. Siguen así la línea del Comité de Fútbol Base, que ya alertó a principios del curso sobre «una realidad constatada que ha traspasado el ámbito del fútbol profesional y aficionado instalándose en las categorías inferiores, disputando los menores partidos en escenarios de insultos graves e incluso de cierta crueldad».