Sin defensa no hay paraíso

Juan J. Fernández

DEPORTES

OGNEN TEOFILOVSKI | REUTERS

El Europeo de Croacia de balonmano, camino de ser el más igualado y emocionante de los últimos años

21 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

A esta igualdad no le acompañan ni grandes novedades tácticas ni medidas estratégicas de ajuste más allá del recurso a la regla de sustitución del portero por un séptimo jugador de campo, vigente desde el 1 de julio de 2016. Croacia y, sobre todo la Macedonia de Raúl González, supieron sistematizar su uso para decantar partidos. Las defensas en muro, al más puro estilo del Arsenal militar ferrolano -en cuya estructura nos encontramos con superhombres de más de dos metros y 100 kilos, y una envergadura descomunal- fuerzan a una decisión pragmática que hace primar la búsqueda del golpe franco para forzar el juego pasivo antes que la búsqueda proactiva en la recuperación del balón. En este sentido podemos reseñar las excepciones de España y Croacia que recurrieron a estructuras más abiertas con escaso éxito, pareciendo dar la razón a la mayoría.

A España prefiero verla como el vaso medio lleno. No dio el rendimiento esperado ni de forma individual ni colectiva. Ni en las diferentes fases del juego ni en el abanico táctico elegido por nuestro seleccionador. Sería injusto no reconocer la influencia que tiene la construcción de un nuevo bloque con gente joven, pero tampoco debemos obviar que la base del grupo sigue siendo la misma, en ataque y en defensa. Otro aspecto con una notable influencia fueron las lesiones de elementos clave, esperemos que recuperables para la main round, en la que España debuta hoy frente a Macedonia. Los tres lesionados tienen peso específico pero en el caso del centro de nuestra defensa con Gedeón y con Julen en ataque se me antojan cruciales.

Necesitamos recuperar el santo y seña de nuestro juego. Mayor presencia defensiva argumentado en una solidez perdida y muy añorada. Solo tenemos que acudir a los números más gruesos de nuestra estadística para disculpar los porcentajes de nuestros porteros. Lanzamientos cómodos a distancia y fusilamientos al amanecer desde la línea de seis metros no favorecen su misión. Necesitamos contundencia en el uno contra uno y densidad defensiva. Seguir el excelente ejemplo de Gurbindo ya que nos marca con maestría el camino a seguir. Verdad universal: sin defensa no hay contraataque. Axioma que se completa en el caso de nuestra selección: sin contraataque no hay casi victoria.

El ataque posicional sigue la línea de los últimos años. Lo comprobamos contra los muros de Hungría y Dinamarca, y también en la final contra los alemanes en el 2016. Cuando el muro es top tenemos que gastar mucha energía para escalarlo. Esa es nuestra realidad y debemos minimizarla con la fase defensiva. El resto pasa por la paciencia en la búsqueda del espacio de penetración pero con más velocidad y buena decisión táctica. Estamos vivos todavía y si ganamos a la sorprendente Macedonia todo es posible. No me gustan los tres días sin partido, pero si pensamos en los lesionados puede verse hasta como un signo de suerte divina.