Amenazan de muerte a un empleado del club de golf de A Zapateira

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Tras la denuncia contra un intruso que frecuenta el campo, la directiva pide a sus socios que no compren bolas a quienes se cuelan para buscarlas y revenderlas

31 ene 2018 . Actualizado a las 14:46 h.

Los socios del Real Club de Golf de A Coruña recibieron en la mañana de ayer un comunicado muy tajante. «Debido a los problemas de seguridad y amenazas a empleados del club, rogamos a los socios se abstengan de comprar bolas de golf a las personas que se encuentran sin autorización en el interior del club. De esta forma, contribuiremos a eliminar un grave problema que nos afecta a todos».

Escueta pero tajante, la directiva de la entidad advierte, apelando a la integridad física de sus trabajadores, de la necesidad de poner fin a una práctica que no es nueva pero que en los últimos meses se ha vinculado con robos, denuncias y hasta una amenaza de muerte.

Hace décadas que personas sin recursos utilizan el campo coruñés como forma de ganarse la vida. Como si de un arte de marisqueo más se tratase, peinan los hoyos, los lagos y la maleza en busca de pelotas extraviadas durante el juego para revenderlas a precio de saldo al día siguiente a los usuarios que visitan el recinto.

El número de personas que dedican su tiempo a esta caza de bolas se cuenta con los dedos de una mano. Nunca han sido violentos. De hecho, todo apunta a que es un solo un individuo el que supuestamente estaría detrás de esta ola de robos mientras que el resto ciñen su presencia en A Zapateira a la búsqueda de bolas que les permitan un sustento. Los usuarios han acudido a ellos tradicionalmente porque los precios de sus lotes de bolas usadas son muy inferiores a los del mercado de las nuevas. Algunas de estas personas han profesionalizado la actividad hasta el punto de que en algunos casos utilizan neoprenos para las inmersiones en los lagos.

La escasa vigilancia y la connivencia con una práctica inofensiva permitieron cierta manga ancha durante mucho tiempo en A Zapateira, pero los episodios delictivos, sumados a los actos de intimidación, han hecho que el club opte por cortar el grifo y tomar medidas inmediatas para tratar de alejar al hombre que centra todas las sospechas.

El supuesto robo de una cartera a unos jugadores asturianos el pasado verano, otro hurto en un vehículo y un botín en efectivo sustraído de la caja registradora, ya con denuncia mediante, aumentaron las sospechas y preocupación de la junta directiva por atajar el problema. Sobre todo el episodio de la caja tras romper una puerta de acceso, que hace pensar a los empleados que el presunto culpable sería alguien que conoce las rutinas del club.

Estos hechos llevaron a que la presión aumentase y que el personal del campo centrase sus esfuerzos en tratar de alejar a esta persona de los límites del recinto. La reacción fue inmediata. Amenazas a trabajadores y socios que en un caso llegó a ser de muerte.