La saga Domínguez se agranda

DEPORTES

emilio moldes

05 ene 2018 . Actualizado a las 05:05 h.

Decir familia Domínguez en Pontevedra es pensar en balonmano. Su cara más visible ahora es Quique Domínguez, que dirige al Teucro en Asobal, pero tras él llegan pisando fuerte las nuevas generaciones de una saga que se perpetúa. Y estos días están reunidos en la concentración de las selecciones autonómicas que compiten en el Campeonato de España. Los primos Gonzalo Domínguez Chapela, Carlos Álvarez Domínguez y Enrique Domínguez Pardilla juegan en la gallega, y Marcos Domínguez Sanz, en la cántabra. Para ellos el balonmano es casi una religión en la que además, destacan. Lo hacen en posiciones muy similares, tres son extremos y Marcos juega de central con la selección. Los cuatro han sido llamados por las selecciones autonómicas de sus categorías para competir en el Campeonato de España y desde hace varios días están concentrados en el hotel Carlos I de Sanxenxo. Gonzalo, hijo de Quique Domínguez, compite en juvenil y si tuviese que pedir un deseo, sería poder llegar muy lejos en el balonmano. «Es la tercera vez que vengo con la selección, me gustaría ser un jugador de Asobal algún día», señala. Incluso ve con buenos ojos que su padre lo pudiese entrenar alguna vez. Por ahora las relaciones de la familia con el balonmano quedan en los «piques y partidillos», como dicen ellos, que echan en casa de sus abuelos.

Carlos Domínguez es el siguiente en la saga. Juega con los cadetes y al igual que su primo Gonzalo también es el tercer año que acude. Junto al balonmano, el tenis es la otra debilidad de la familia. A Carlos le ha costado elegir con que quedarse. Practica los dos, pero «tiro más por el balonmano». A diferencia de Vicente Enrique Domínguez y Gonzalo, que juegan habitualmente en el Teucro, Carlos milita en el Cisne. Su tío Pablo lo entrenó en su primer año en el equipo. Y es que la generación de Quique Domínguez vio como siete de los 14 hermanos practicaron esta disciplina. Como dice el técnico del Teucro, «en la familia la mitad somos de balonmano y la otra mitad, de tenis». Pero, ¿quién le metió el gusanillo en el cuerpo? Sin duda, el abuelo de estos chavales. Vicente Domínguez Sansilvestre fue el primero en coger el balón e inculcó en el resto la pasión por el deporte. Ha llegado hasta sus nietos. Los más pequeños de los seleccionados son Vicente Enrique Domínguez y Marcos Domínguez, ambos en infantil y la primera vez que van con sus selecciones autonómicas. Este último con 12 años, juega en las filas del Sinfín de Cantabria. Aprovecha esta estancia para disfrutar de sus primos. «Me gustaría estar con ellos en el equipo, pero así también tenemos piques», bromea Marcos Domínguez, que se enfrenta con su primo Vicente Enrique, que es el primer año que juega en el Teucro después de estar en el Cisne. Ayer los cuatro primos compartían tertulia en las escaleras del Carlos I en una Navidad marcada por el deporte para ellos. «Este torneo aporta experiencias en competiciones diferentes y vale para que te vean también de otro equipos», señala Gonzalo, el mayor de los primos seleccionados. No son los únicos de su generación que juegan al balonmano en la familia, también hoy dos niñas Domínguez y un niño en alevines. La saga no tiene fin. La cantera está asegurada.