-El ironman requiere adaptación. Pero sabe que la exigencia será alta desde el primer día.
-No tengo dudas de que la gente me exigirá ganar Hawái a la primera, pero es algo que nadie ha hecho (ríe). Todos los ganadores de Hawái antes de ganar esa carrera tienen un bagaje. con victorias y podios importantes, y yo en le mejor caso voy a llegar con un ironman a mis espaldas. El reto es más complicado de lo que mucha gente se piensa. El ironman es muy desconocido, pero eso me genera un aliciente extra.
-El vértigo está ahí.
-Sí. Una sensación de inquietud por no saber a lo que te enfrentas ni cómo vas a responder. Estaré contento de hacerlo independientemente del resultado. Si me sale mal, pues sabré que la distancia no es para mí, y si me sale bien ampliaré mi rango de capacidad a distancias más largas.
«Lo ideal sería debutar entre junio y julio»
Casi tan importante como el ironman de Kona, el 13 de octubre, será su prueba clasificatoria: «Lo ideal sería entre junio e inicios de julio. Están Niza y Fráncfort, está Cairns (Australia), que por clima podría ser interesante para Hawái...».
-En el 2016 compitió casi durante 11 meses. Se le hará raro correr menos, salvo pruebas de rodaje.
-Me moveré menos para entrenar en un sitio, pero no voy a tener una temporada tranquila hasta Hawái. Haré varios 70.3 como preparación, incluido ese mundial, y muchas pruebas como entrenamiento, quizá alguna de distancia olímpica.
-Mantiene su equipo habitual, con Carlos David Prieto como entrenador.
-Seguirá Carlos. Y va a estar conmigo el triatleta Óscar Vicente, que es fisioterapeuta y me ayudará en recuperación, fortalecimiento y entrenamientos.
-Hace ya año y medio de su fractura en el codo.
- Luisa [Ibáñez, la traumatóloga,] me operó, hizo un gran trabajo y me lo dejó claro, pero fue un proceso complicado. En tres o cuatro semanas el codo lo tienes más o menos bien, pero para hacer vida normal o trabajar en una oficina. Si le exiges al codo cada día en la bici, en agua e incluso corriendo... tarda más y hay que hacer una rehabilitación muy buena para ganar toda la movilidad y fuerza. Tuve molestias bastante tiempo.
-Al margen de victorias, ¿cuál fue el momento emotivo del 2017?
-(piensa) Fue cuando, pasada la operación, empecé a nadar a los ritmos de antes. A nado el brazo izquierdo siempre había sido el dominante, y me notaba sin tanta fuerza, me costaba estirarlo y agarrar el agua como hacía. Y tardé tiempo en encontrar las buenas sensaciones. Luego, cuando hice los tiempos de antes de la operación, eso me dio tranquilidad. Y ganar en enero el 70.3 de Dubái en un circuito poco favorable para mí, casi el más difícil, fue un momento muy bonito.