¿Es esta la foto de Kilian Jornet en el Everest?

Javier Armesto Andrés
Javier Armesto REDACCIÓN

DEPORTES

SUMMITS OF MY LIFE
SUMMITS OF MY LIFE

El corredor de montaña español publica el libro «Summits of My Life», donde relata cómo fue su doble ascensión al techo del mundo

14 dic 2017 . Actualizado a las 16:33 h.

La había colgado antes en su Twitter, con la críptica leyenda «T-A=0», que significaría Talk minous Action equals Zero (hablar y no actuar es igual a cero), pero ahora ya es oficial: Kilian Jornet incluye en su libro Summits of My Life (Cumbres de Mi Vida, Now Books, 2017) la única foto de su doble gesta en el Everest el pasado mes de mayo, cuando hizo cima en la montaña más alta de la Tierra con solo cinco días de diferencia.

La fotografía lleva por leyenda «A solas, en medio de la oscuridad de la noche, a 8.848 metros, en el techo del mundo. Objetivo cumplido». En ella apenas se reconoce al corredor de montaña catalán, con la cara tapada por una braga (una especie de pasamontañas o buff), y el fondo es absolutamente negro, con lo que resulta imposible distinguir en dónde está.

Kilian Jornet relata en el último capítulo del libro su aventura en el Everest, adonde fue con la única compañía del cámara francés Seb Montaz-Rosset. Explica por qué decidió variar el plan inicial, que preveía ascender por el complicado corredor Hornbein: «Nos habiámos planteado la posibilidad de subir por ahí y, de hecho, habíamos hablado de ello con Ueli [Steck, que había perecido un mes antes al despeñarse en el Nuptse cuando aclimataba para hacer la misma ruta], justo antes de hacer esta expedición (...). Pero, precisamente ahora, cuando valoramos esta opción, nos pesa demasiado el recuerdo de su muerte. También tengo en mi pensamiento a Steph, que se fue cinco años atrás, cuando empezábamos esta aventura que ahora se acaba [se refiere a Stéphane Brosse, campeón francés de esquí de montaña, que se precicipitó al vacío en L'Aiguille d'Argentiere cuando hacía junto a Jornet la travesía del Mont Blanc, primera de las cimas del proyecto Summits of My Life]. Quiero jugar sobre seguro, esta vez. Decidimos subir por la vía normal».

El reto era hacer cumbre en el Everest sin oxígeno, sin cuerdas, ni sherpas, y sin llevar ningún sistema de comunicación encima, ni radio, ni teléfono satélite. Kilian Jornet partió del monasterio de Rongbuk, a 5.100 metros y último punto habitado, y llegó al campo base a las 10 de la noche del 20 de mayo. Allí inició oficialmente el reto, con un primer tramo de subida de 15 kilómetros remontando la morrena del glaciar hasta el campo base avanzado, a 6.400 metros. Descansó dos horas y se puso de nuevo en marcha. A las seis y media de la mañana llegó al campo 1 (7.000 metros), donde le esperaba Seb Montaz, que grabó las únicas imágenes que existen de Jornet en su ascensión hacia el campo 2 (7.600 metros).

El relato de Kilian Jornet es emocionante: «Voy ganando altura y empiezo a encontrarme mal; me siento débil, me duele mucho el estómago. Tengo que ir más despacio, me paro a cada momento, ya sea para vomitar, o porque las rampas me dejan clavado (...). El malestar no me impide tomar conciencia de la belleza inmensa e indescriptible que me rodea. Estoy solo, a ocho mil metros de altitud. Veo cómo se va poniendo el sol, el color rojizo del horizonte, más allá de un mar de montañas y glaciares que me quedan bajo los pies (...). Subo con la ayuda de dos bastones, hasta que llego a los 8.400 metros, donde empieza el tramo de los tres escalones antes de encarar la cima. Es medianoche cuando finalmente piso la cima, veintiséis horas después de haber salido del monasterio de Rongbuk. Estoy solo en la oscuridad, pero veo luces abajo; son los frontales de las expediciones que empiezan la ascensión».

En realidad, el track publicado en su perfil de Suunto Movescount (Kilian llevaba un reloj GPS de su patrocinador) muestra que el tiempo total de subida está tomado desde el campo base, no desde el monasterio. Y la máxima altitud alcanzada serían 8.593 metros (lejos de los 8.848 donde está situado el trípode chino que marca el punto más alto de la Tierra), aunque este tipo de dispositivos son muy sensibles a las diferencias de la presión barométrica.

«Los relojes GPS no son realmente cien por cien fiables. Así que lo ideal es cuando además se contrasta con imágenes», explicaba Billi Bierling, de la Himalayan Database (la organización que certifica las cumbres en el Everest) a La Voz de Galicia. La foto de la cima publicada por Kilian tampoco permite hacerse una idea del lugar donde se encuentra, ya que no hay ninguna referencia. Con flash no habría sido muy difícil ver el trípode, que está rodeado de una montaña de banderitas de colores tibetanas. En el libro también aparece un selfi tomado junto a una de las cuerdas que ayudan a superar los escalones de roca y hielo.

En cualquier caso, la Himalayan Database dio por válida esta ascensión (en base a las declaraciones de otros alpinistas que estaban en la zona) y también la realizada el 27 de mayo desde el campo base avanzado, que añadió una dimensión todavía más épica al perderse en la bajada. Tras hacer cima a las 9 de la noche (también de noche y por lo tanto sin ninguna prueba gráfica), Jornet se encontró con una fuerte nevada. «Es pasada la medianoche y estoy por encima de los 8.000 metros -relata-. Decido hacer vivac, esperando a tener un poco de luz para saber exactamente dónde me encuentro. Me duermo. Pasan dos horas y, con el GPS, compruebo que me he desviado de la arista y que estoy en medio de la cara norte, cerca del corredor Norton, por lo que hago un flanqueo para recuperar la arista por la travesía Messner. El tiempo ha mejorado y continuo descendiendo hasta el campo base avanzado. Entonces sí, estallo de emoción: ¡dos Everest en una semana!».

El track de esta segunda cumbre es también confuso, ya que registra como punto más alto 8.752 metros, y de hecho en el mapa la ruta termina un poco antes de la línea de nivel de los 8.650 metros. Sin embargo, Suunto explota el percance del descenso para demostrar cómo sus dispositivos GPS pueden evitar la muerte de un alpinista. «Sin trackback, es probable que se hubiera agazapado en el frío durante cuatro o cinco horas más hasta la luz del día, y las consecuencias de eso podrían haber sido graves», explica el fabricante en su página web. Y para corroborarlo cita a Kilian: «No hay duda para mí. Esta característica salva vidas».

Summits of My Life tampoco aclara si el corredor de montaña catalán hizo cima en el Cho Oyu (8.201 metros) unas semanas antes durante su aclimatación para el Everest. Allí se desplazó junto a su pareja, la atleta sueca especializada en skyrunning Emelie Forsberg. «Hacemos una ascensión rápida en medio de un viento muy fuerte -narra en el libro.. Cuando llegamos a los 7.700, Emelie decide retroceder (...). Continúo yo solo, a pesar de la niebla y el viento, y llego a una zona que me parece que debe ser la cumbre, pero no lo puedo comprobar porque no veo nada más allá de mis pies». De nuevo solo y de nuevo sin imágenes.

«Aunque al final sí que hice cumbre, para nosotros no era lo más importante. Lo que nos interesaba era ver cómo nos sentíamos después de una aclimatación totalmente diferente a la que habíamos hecho hasta ahora», señala. El Cho Oyu tenía por objetivo probar un nuevo protocolo que «puede revolucionar el alpinismo», y que incluyó dormir en una tienda en hipoxia los 30 días antes de viajar al Himalaya. Este tipo de instalaciones, desdeñadas por los puristas de la montaña, reproducen las condiciones en altitud -la primera semana equivale a estar a 4.000 metros y la cuarta, a 5.800 metros- y permiten al cuerpo adaptarse sin las incomodidades de tener que hacerlo in situ en la montaña.

Durante esas semanas, Jornet y Forsberg también estuvieron entrenando en altitudes simuladas, tanto al aire libre (por la mañana, haciendo de 3 a 15 horas de esquí de montaña y alpinismo), como indoor (por la tarde, de 40 minutos a 1 hora en una cinta que simula estar a 6.000 metros). El resultado de este experimento es Testing Ourselves (Poniéndonos a prueba), un documental de diecisiete minutos que se encuentra disponible online (http://stories.kilianjornet.cat/). Mientras tanto, la última película del proyecto Summits of My Life, que recogerá la doble ascensión al Everest, sigue en proceso de producción y se espera que se estrene a principios del 2018.