La capital nacional de los lanzamientos moldea a Belén Toimil

DEPORTES

Álvaro Alonso

La atleta mundialista mugardesa vive su sexto año en León, el lugar idóneo para llegar al sueño olímpico

11 dic 2017 . Actualizado a las 11:22 h.

El eco acompaña la sesión de entrenamiento en medio de la inmensidad. Tiene seis círculos de lanzamiento para ella sola. Belén Toimil (Mugardos, 23 años) parece una hormiga. Prácticamente hay que buscarla con lupa para dar con ella. La lanzadora de peso, mundialista en Londres el pasado verano, vive su sexta temporada consecutiva en León, la capital de su especialidad.

El centro de alto rendimiento fue la consecuencia del trabajo de Carlos Burón, su entrenador, una eminencia del atletismo español, y Manolo Martínez, una leyenda del deporte nacional. Entre los dos llevaron el lanzamiento de peso a niveles nunca experimentados. De lo que dejaron a su paso se nutre ahora Belén, para la que este año 17 del siglo actual fue también el de superar por fin los 17 metros. Se cansó de batir el récord gallego en invierno y en verano. Gracias a ello, alcanzó el premio de la repesca para el Mundial.

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En un día frío, incluso con algo de nieve en el exterior, la mugardesa recibe a La Voz prácticamente sola. Este año, por los estudios, cambió sus entrenamientos para las mañanas, en las que se pasa muy poca gente por el centro. «Al estar sola, no tengo con qué desconcentrarme y rindo mucho más», cuenta. A continuación, coge una pesa e imita el lanzamiento de la bola. Entre una repetición y otra, la música es su fiel acompañante. Seguidora incondicional de la París de Noia, lleva un popurrí parecido al de la orquesta en su móvil, aunque también hay espacio para Queen o los éxitos de los 80. «Las canciones me ayudan mucho», comenta. También habla de la foto que le hicieron para un calendario, la última de su Instagram. No dedica mucho tiempo a las redes sociales, pero sabe que son una ventana necesaria.

En el círculo continúa con las pesas, ahora con un gran disco que mueve de un lado a otro. Sus 175 centímetros pueden con todo. Aunque solo para las fotos, porque ese día no tocaba, coge una bola de 4 kilogramos y realiza algún lanzamiento. Acto seguido, se va a la también inmensa sala de pesas a seguir con la rutina.

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«No me trajiste el pulpo»

Allí, mientras levanta pesas, aparece Carlos Burón, Charlie para sus pupilos. Belén y él se conocen de sobra. Prácticamente la entrena con la mirada. El leonés es un hombre de pocas palabras, pero no le falta humor. «Todavía no me trajiste el pulpo de Mugardos que me prometiste hace unos años», bromea con Belén. «Se porta bien», comenta Carlos, que sabe que la atleta tiene aún mucho por ofrecer.

Durante la entrevista, al borde de la recta de 60 metros del centro, se presenta Daniel Mateos, el responsable de la instalación. «La verdad es que sí que está muy bien, podríamos montar uno así en Mugardos», lanza. «Ojalá», dice Belén, que echa en falta su «pueblo favorito en el mundo». «Echo de menos estar allí con mi familia y amigos, pero sé que esto no lo hay en ningún otro lado en España y, además, ya estoy acostumbrada». Un palacio para moldear su futuro.

A comer con los discóbolos y a estudiar al instituto

Al acabar la sesión de entrenamiento, que comenzó sobre las 10.30 y acabó a las 13.00, Belén coge el bus y se marcha a casa. La beca externa del Ceard de la que disfruta recoge una ayuda para pagar el alquiler de la vivienda.

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Después de pasar por casa, va a comer, muy cerca, a la residencia en la que también vivía los dos primeros años en León. En la mesa espera la lanzadora de disco vasca June Kintana, plusmarquista nacional júnior y sub-23. Poco después se une el recordman júnior, Luis Manuel Ramírez. Asimismo, llegan Alejandro Vielva y Lorenzo Hernandez, otros dos promesas del disco. Todos son enormes. La visita de una delegación de atletas cataríes al centro protagoniza las conversaciones. No paran de reírse. A continuación, Belén se va al instituto, donde estudia un ciclo de Imagen para el Diagnóstico.

Sus días, su mundo, están orientados ahora a llegar al Europeo de verano. Más adelante, el sueño son los Juegos de Tokio.