Tiger sabe abstraerse después de estos últimos meses tan tormentosos «porque no se enseña con palabras sino con resultados». Ya lo dijo el filósofo griego Seneca «no existe ningún genio sin un toque de demencia». Maradona, Bolt, Ali, Tyson y Phelps lo corroboran. Woods ha demostrado esta semana que es capaz de reinventarse. Antes arrasaba con el swing A e incluso vencía con el B, ahora « tengo que acostumbrarme a mi nuevo cuerpo».
Me sorprendió la potencia y consistencia con el driver superior al de los últimos años. La conversión con el putt desde cuatro a cinco metros fue formidable y esos majestuosos eagles nos recordó aquel colosal dominador del golf. ¡No me esperaba que tuviese esos arranques pletóricos de vuelta de 31 golpes en la segunda y cuarta vuelta! La repercusión fue hasta el límite que sus rivales iban solicitando actualizaciones de su recorrido en cada hoyo. Un jugador Ryder cup como Patrick Reed decía de guasa «solo llevo dos espectadores siguiéndome y son familiares». De manera técnica, me agradó un swing más corto de paralelo para un mayor control con un desgiro soberbio el cual le hizo alcanzar potentes distancias. No nos olvidemos que hace unos meses dudaba de si podía volver a competir e incluso salir del coche sin congoja. Sin embargo, la triunfante operación de espalda del galeno Richard Guyer nos ha brindado a millones de fans el poder disfrutar de un icono mundial. La semana pasada tuve ocasión de conversar durante un torneo en Mallorca con el doble campeón del Masters, José María Olazábal, el cual también tiene un pasado aciago de lesiones y me dijo «el swing lo controlas y lo ajustas, pero el dolor te merma y amarga».
En 2018 Tiger no va a depender de su nivel y clase ya que sus 79 victorias, experiencia y fortaleza mental le avalan sino de su salud. Si es capaz de poder entrenar y competir sin molestia, estoy convencido de que el gran Jack Nicklaus todavía admite que le puede dar caza a sus 18 grandes. Nicklaus conquistó su ultimo grande con 46 primaveras y aunque Tiger se halla en 14 aún tiene los próximos 4 años. Está peliagudo aunque «ningún genio fue jamás empañado por el aliento de los críticos».