Chano Rodríguez, la vigésima medalla llegó con 60 años

M. V. F.

DEPORTES

El nadador consigue el bronce en los 50 metros libres y sale reforzado de cara al objetivo de Tokio

07 dic 2017 . Actualizado a las 13:17 h.

El nadador paralímpico vigués Chano Rodríguez tenía entre ceja y ceja volver a ser medallista mundial. Por vigésima vez, a los 60 años y después de que la fecha de la cita de México se retrasara varias semanas por el terremoto que sufrió el país y de que el cambio estuviera a punto de comprometer su participación. Pese a todos los inconvenientes, sin embargo, ayer lo conseguía en la prueba de los 50 metros libres, colgándose un bronce con un tiempo que le dejó a las puertas de la plata y que, en palabras del nadador, «sabe a oro».

Chano comentaba tras finalizar la prueba y acordándose de todos estos factores que «a pesar de las muchas medallas» que ha cosechado a lo largo de su carrera, esta significaba «lo más» para él. No en vano, de los resultados en esta cita marcada en rojo en su calendario desde hace meses dependía conservar la beca que le permite seguir en activo y en la élite de la natación paralímpica sobrepasados los seis decenios de vida y compitiendo con deportistas a los que incluso triplica la edad.

Entre aquellos rivales a los que se la duplica está el vencedor de la prueba, el brasileño Daniel Dias, y por poco también el vietnamita Võ Thanh Tùng, de 32 años y que fue tercero. «La idea era ir a por la medalla, pero sabía que era muy complicado y las circunstancias en que se ha conseguido hacen que la satisfacción sea mucho mayor incluso», dice el vigués.

Cuando habla de esos contratiempos no solo se refiere a la necesidad de rediseñar toda su programación, sino también a los condicionantes de competir en México siete horas de diferencia y casi 2.400 metros de altitud sin apenas tiempo de adaptación. «Llegué hace dos días. Para mi cuerpo, cuando estaba nadando eran las tres de la madrugada», comenta en referencia a las eliminatorias.

Malas sensaciones de inicio

Las sensaciones en esa clasificación no fueron nada buenas hasta el punto de que obligaron a su técnico, Alejandro Brea, y al seleccionador, Laureano Gil, a hacer modificaciones importantes en el calentamiento para afrontar la final con garantías. «Las sensaciones en este deporte son fundamentales. Por suerte mi equipo hizo un gran trabajo, los cambios surtieron efecto y sentí que estaba listo, en el punto perfecto, así que me dije: ‘¡Vamos a por ello!’».

Inconformista por naturaleza ?«es imprescindible para ser deportista, y más para seguir en activo con 60 años», razona?, no olvida pese a la alegría del éxito las seis centésimas que le separaron de un logro mayor. «No es nada, un dedo, que te hayas cortado o no las uñas», recuerda divertido. En todo caso, después de lograr el bronce se ve más cerca de su gran ilusión: llegar a los juegos de Tokio. «Seguimos hacia ese objetivo. La beca es importante, pero no es la panacea y habrá que seguir trabajando y buscando apoyos». El sábado regresa a Vigo reforzado de cara a esa meta y con una medalla más en su haber. Ya van 20 en citas mundialistas.