Bélgica cumple y empata ante Francia en el inicio de la Davis

manuel sánchez

DEPORTES

YVES HERMAN | Reuters

Goffin abrió con victoria ante Pouille y Tsonga derrotó a Darcis

25 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los pronósticos se cumplieron y las sorpresas no saltaron en una competición propicia para ello. Ni Francia ni Bélgica tomaron ventaja en la jornada inicial de la final de la Copa Davis y cerraron con un empate (1-1) que satisface a ambas escuadras. A los belgas, porque siguen vivos, y a los franceses, porque no ceden esa ventaja que, a priori, les da tener un mejor cuarteto, que les permitirá afrontar como favoritos dos de los tres partidos que restan, es decir, los que no juegue David Goffin. A no ser que el belga, como ya hizo en la final del 2015 ante Gran Bretaña, dispute el dobles.

El finalista de la Copa de Maestros se quitó las dudas físicas en su rodilla izquierda de un plumazo y desnudó las carencias de un Lucas Pouille al que le quedó muy grande el encuentro. Goffin le venció por 7-5, 6-3 y 6-3 y puso más presión aún sobre los hombros franceses, que tienen este año la mejor oportunidad posible para poner fin a una maldición que se alarga desde el 2001.

Goffin, aún disparado tras su gran actuación en Londres, tardó unos minutos en arrancar, como acostumbra una final de Copa Davis. El Stade Pierre Mauroy de Lille, con capacidad para casi 30.000 almas, lució un aspecto tremendo con pocos huecos en la grada y un ambiente amenizado por los aficionados belgas.

La actitud en la grada confluía con la de la pista, donde un Goffin encendido ahondaba en las dudas de Pouille y le robó una rotura en el primer set (7-5), dos en el segundo (6-3) y otras dos en el tercero (6-1) para conseguir su primera victoria sobre el francés.

Quizás esa falta de presión en la raqueta de Steve Darcis fue lo que le faltó para poder competir contra Jo-Wilfred Tsonga en el segundo partido de la final. Viendo atrás a su equipo, el francés sacó lo mejor de sí mismo para no dar opción a Darcis (6-3, 6-2 y 6-1) y dejar el empate en el marcador, lo que garantiza que la final llegará viva a mañana.

No le hizo falta mucho a Tsonga para motivarse. Con la ayuda desde el banquillo de Gilles Simon, Nicolas Mahut o Julien Benneteau, el galo saltó con el pensamiento de que una derrota les dejaba al borde del desastre, y que él, número 15.º del mundo, no lo iba a permitir.

Pese a que Darcis, verdugo de Nadal en Wimbledon en el 2013, salvó las tres pelotas de rotura que concedió, Tsonga, vestido de azul como la pista de Lille, recondujo la situación y, en cuanto infligió el break, decantó el partido.

Una rotura en el primer set (6-3) y dos rápidas en el primer y tercer juego del segundo parcial dejaron tocado a Darcis, incapaz de remontar la situación.

Los seis juegos consecutivos que Tsonga le administró en el tercer set y que sirvieron para finiquitar el partido condujeron al gesto de aprobación de Yannick Noah, capitán francés, desde el banquillo. Con el 1-1 en el marcador, hoy se disputará el dobles, con dudas en ambos conjuntos.