Chuny: «El tiempo pasa, pero por ahora puedo aportar y por eso sigo aquí»

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Después de haber probado el sabor del triunfo, el coruñés Chuny Bernández Castro, timonel del Vestas en la Volvo Ocean Race, regresa a su prueba favorita para repetirlo

06 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La predisposición a organizar y crear en el mundo de la vela que sedujo a Chuny Bermúdez de Castro (A Coruña, 47 años) en su época de estudiante permanece intacta. Por ello, primero deja todos los cabos atados para la segunda etapa de la Volvo Ocean Race con su nuevo equipo, el Vestas 11th Hour Racing, y acto seguido atiende a La Voz desde el puerto de Lisboa. El regatista coruñés inició ayer al mediodía el trayecto hasta Ciudad del Cabo y, con ello, igualó las siete participaciones del sueco Roger Nilson y se mantiene a una del actual patrón del Team Brunel, el holandés Bouwe Bekking, que suma ocho.

-¿Esperaba una llamada como la del Vestas para regresar tras la separación del AkzoNobel?

-Estaba navegando en otras cosas, pero siempre tuve en la cabeza la Volvo y la del Vestas, de hecho, no fue la primera llamada. Y es normal, porque vengo de navegar en la edición anterior en el equipo ganador [Abu Dhabi], estuve involucrado en otra tripulación hasta hace poco [AkzoNobel] y estas son incorporaciones de última hora que se hacen para reforzar. ¡Siempre hay que estar preparado!

-Entonces, en este impás seguía con esta competición en la cabeza...

-Sí... Creo que todavía puedo aportar algo. Estoy en el Vestas porque creo que puedo sumar. Es un equipo muy bien organizado que ganó la primera etapa. Están trabajando de forma excelente y sacan las cosas de una forma muy simple. Y hay que funcionar así en una regata como esta, larga y en la que no te puedes complicar la vida.

-¿Vuelve a navegar para regresar a lo más alto del podio?

-¡Claro! El equipo viene de ganar y, como he dicho, lo están haciendo muy bien. Creo que siempre se puede reforzar algún aspecto y a eso vengo.

-¿Es un hándicap llegar con la competición iniciada?

-Siempre lo es, porque llego a una tripulación ya rodada. Pero es un tipo de barco que conozco muy bien, en el que ya estuve en la edición anterior navegando 50.000 millas y en el que sumé otras muchas con el AkzoNobel hasta hace dos meses. Así que más o menos sé todas las rutinas, tengo unos mínimos para poder entrar con garantías.

-¿Esta edición tiene algo de especial?

-Es más larga. La etapa en la que paramos solo una semana en Melbourne y continuamos hacia Hong Kong es un poco diferente a lo que hubo siempre. Y en esta segunda etapa hacia Ciudad del Cabo no pasamos por la isla brasileña de Noronha, por la que pasa el Ecuador y antes era una puerta obligada. Entonces, se abre todo mucho.

-Los barcos de la clase actual (VO65), ¿qué características tienen que destacaría?

-Son más tranquilos que los de 70 pies, que tenían como más caballos. Estos tienen menos estabilidad y menos potencia, pero siguen siendo barcos rápidos. Eso sí, al tener todo el mundo el mismo, se hace más difícil para coger cualquier distancia. Todo se basa en la destreza y la estrategia, mientras el diseño ha pasado a un segundo plano.

-Desde que le llamó Javier de la Gándara cuando tenía 22 años, ¿no se ha cansado de participar en la Volvo?

-La verdad es que no. No es una regata que se haga todos los años, entonces te da tiempo a descansar. Sí que llegas algo cansado, porque son casi dos años entre que la preparas y la compites, pero sigue siendo interesante. No le falta nada: tecnología, trabajo en equipo, planificación, estrategia... y sobre todo competir en las condiciones más difíciles.

-Se ve que la pasión por la vela no la ha perdido...

-No, no. Es lo que he hecho toda mi vida. Aunque hay que tener visión y sé que es algo que no voy a poder hacer mucho tiempo más. Hay gente más joven que viene con experiencia.

-En una columna de opinión en este periódico, Antón Paz apuntaba el sábado que su perfil es perfecto para la Volvo.

-Bueno, es la opinión de un amigo [sonríe]. Creo que la experiencia es muy importante, pero también es cierto que según te vas haciendo mayor, vas perdiendo reflejos o forma física. Eso sí, aunque el tiempo pasa, considero que por ahora puedo aportar y por eso sigo aquí. Como el equipo cree que puedo contribuir en algo, yo estoy encantado.

-¿Cuál es su función en el barco?

-Normalmente llevo el timón, aunque todos acabamos haciendo de todo un poco. Las cosas han cambiado bastante: antes sí que había un jefe con sus soldados, pero ahora hay muy poca gente en el barco y hay que abarcar varias cosas. La tripulación no puede estar organizada de manera tan jerárquica

-¿Al timón sigue manteniendo el lema de «No hable con el conductor»?

-[Ríe] Eso se lo recomendaba a los que timoneaban, iban hablando y lo hacían mal. Normalmente tiene que haber una pequeña comunicación para ir todos en la misma dirección, pero sí que es cierto que es una posición en la que tienes que ir muy concentrado. Los que timoneamos tenemos que tener, por ejemplo, literas buenas para dormir, porque necesitamos descansar para luego rendir las tres horas seguidas que podemos ir concentrados al mando.

-¿Con esta séptima participación lo podemos considerar ya una leyenda? Hace dos años nos dijo que no lo era...

-¡No, hombre! No sé, no soy especialista en definirme, pero no me considero una leyenda. Soy un navegante al que le gusta hacer esta regata y que puede seguir haciéndola. Pero lo de la leyenda... ¡mejor no ponerlo, que me hace sentir más viejo! [Ríe]