El Sevilla vuelve a sonreír

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JON NAZCA | REUTERS

Los de Berizzo recuperan sensaciones tras vencer al Spartak

02 nov 2017 . Actualizado a las 17:45 h.

El Sevilla venció al Spartak de Moscú por 2-1 en uno de los duelos importantes del grupo. Con la segura de antemano victoria del Liverpool ante el Maribor, era la primera prueba de fuego que debía superar el club de Nervión para seguir soñando con los octavos de final y no ser otro año de transición en la máxima competición continental. Para ello desde la planta noble de la entidad se puso todo de su parte. Cartel de no hay billetes y promociones para conseguir que el estadio estuviera enchufado con los jugadores desde la previa del encuentro. El 5-1 sufrido en tierras moscovitas por los sevillistas era aviso suficiente sobre lo que se iban a encontrar. El Spartak pasó en 90 minutos de ser una perita en dulce donde no iba a ser capaz de disputar la clasificación a Liverpool y Sevilla a tener serias opciones de apear a ingleses o españoles de la 'Champions'.

Necesitaban los rojiblancos ganar, no solo para resarcirse de la abultado y vergonzante derrota en Rusia, también para afrontar el partido de dentro de dos semanas, de nuevo en casa, ante los 'reds' con expectativas altas de clasificación. La esperanza para ello la repartieron entre Lenglet y Banega, artífices de la victoria final. Autores de los goles y un Sarabia espectacular que aportó dinamismo y tensión a partes iguales.

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Pisó el acelerador el Sevilla en la primera parte desde el pitido inicial, conocedor de que su pase a octavos empezaba por la primera final ante el Spartak. Sin rotaciones excesivas, unas de las grandes críticas a Berizzo, esta vez el once de gala sevillista carburó mejor. La precisión de los pases, la buena conjunción entre los hombres de arriba y la seguridad de la dupla N'Zonzi-Pizarro en la medular fueron las claves para que un equipo como el andaluz se pusiera por delante a la media hora a balón parado. Tras la salida de un córner, Lenglet se marchó con un amago inteligente de su par para anotar de cabeza el 1-0 y dar esperanzas a toda una hinchada que abarrotaba el Sánchez-Pizjuán. Antes del tanto, tanto Sarabia como Nolito fueron un quebradero de cabeza para la defensa visitante. El sanluqueño pudo marcar en un par de ocasiones mientras el madrileño fue el gran precursor de la movilidad de sus compañeros por todo el tapete.

La máquina que mejor funcionaba era la sevillista ante unos rusos que solo asustaban a Rico en contras aisladas y poco combinadas. Promes era el único que aportaba alguna celeridad en el juego moscovita y, al igual que ocurriera en el choque de Rusia, fue el que cambió la dinámica de cara a la segunda mitad. Con la lección aprendida, Berizzo quiso dar un toque técnico a la nueva perspectiva del duelo, porque sabía que no se podía escapar esta primera final. Su continuidad en el puesto iba en ello. Le ayudó en su épica personal Banega, el gran referente de este Sevilla que quiere ser alguien importante en la vieja Europa. El argentino se sacó un magnífico zurdazo desde la frontal que acabó con la pelota en la escuadra. El 2-0 relajó a los andaluces en exceso que terminaron sufriendo en un duelo que tenían controlado. Ze Luis fue el autor del tanto moscovita que puso los nervios en el graderío del Pizjuán, que ya celebraba su fiesta en otra noche mágica Europea, aunque bien pudo ser una tragedia más. Promes estuvo cerca en el tramo final de amargar la noche y mandar a la Europa League a los sevillistas. Al final, los hispalenses se ganaron otra oportunidad para seguir creyendo. Los octavos aún quedan lejos; al menos todavía le queda esperanza.