La insostenible situación de Piqué

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DEPORTES

Atlas

El catalán fue pitado e increpado por unos 1.000 aficionados que pidieron su expulsión de la selección

04 oct 2017 . Actualizado a las 00:00 h.

Nunca un entrenamiento de la selección española fue tan tenso, ni siquiera en la época de peores resultados. Los apenas 22 minutos que duró la sesión al completo de la selección en el césped del campo principal de la Ciudad del Fútbol de Las Rozas se convirtieron en un ejercicio de ira contra Gerard Piqué. Hubo insultos, pitos, gritos y todo tipo de proclamas a favor de España y de las Fuerzas de Seguridad del Estado. Hubo tensión, como cuando se quiso requisar alguna pancarta ofensiva. Los 1.000 aficionados que estaban en las instalaciones ofrecieron un veredicto: no quieren a Piqué en la selección.

El seleccionador, Julen Lopetegui, mantuvo el entrenamiento a puerta abierta, el único de toda la semana, y numerosos aficionados acudieron para mostrar su repulsa a Piqué, y poner sobre la mesa una situación que ya es insostenible.

 

Serio y sin hablar

Un día después de votar en el ilegal referendo catalán y de jugar a puerta cerrada en el Camp Nou un partido que no quería disputar, de arremeter contra el presidente del Gobierno y contra la actuación de la Policía Nacional y de la Guardia Civil, el defensa central del Barcelona se incorporó a la concentración de la selección española, serio y sin querer hacer declaraciones a medios que lo esperaban. Tampoco a su salida de Barcelona, cuando insistió en que «ya dije ayer lo que tenía que decir», en relación a que no renuncia a la selección, aunque matizara que «si creen que soy un problema o molesto no tengo ningún problema en dar un paso al lado y dejar la selección antes del 2018».

Pero Piqué no solo no renuncia, sino que nada más llegar a Las Rozas hizo uso de las redes sociales para azuzar la polémica. «Han actuado con profesionalidad y de modo proporcional y proporcionado», escribió, reproduciendo unas palabras de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, en la defensa a la actuación policial en el 1-O. El texto acompañaba un vídeo al que retuiteaba en el que se ve un furgón policial y a un policía disparando una pelota de goma contra unos ciudadanos.

 

Chema Moya | Efe

Llegada con Busquets

Gerard Piqué llegó a la concentración de España en una furgoneta que le trasladó desde el aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas hasta Las Rozas, acompañado de Jordi Alba, Bartra y Busquets. Fue el último en bajarse de la furgoneta con todos los focos apuntando hacia él, con rostro serio, que no cambió ante la broma de Busquets. «Piqué, ¿cómo llegas a la concentración?», preguntó un periodista. «Andando», respondió su compañero Sergio Busquets.

A la entrada de las instalaciones apenas había cinco aficionados con una bandera de España y un cartel que rezaba textualmente: «Catalán que no quiera ser español que se vaya de España, pero por la pela sí se apuntan, ejemplo Piqué».

Posteriormente, minutos antes de comenzar el entrenamiento, miembros de la seguridad privada de La Ciudad del Fútbol y varios integrantes de la Guardia Civil retiraron algunas pancartas a seguidores de la selección española que atacaban la figura de Gerard Piqué. La primera pancarta que provocó la actuación de la seguridad la portaba un hombre de unos 50 años: «Yo no quiero que te vayas, quiero que te echen. Eres vomitivo», rezaba.

Pancartas e insultos

Un miembro de seguridad privada intentó retirar la pancarta encontrándose con la resistencia del portador y tuvieron que acudir seis miembros de la Guardia Civil a la grada para conseguir quitarla mientras que el aficionado defendía que tenía libertad de expresión para escribir lo que piensa de Piqué.

El asunto fue a mayores durante el entrenamiento. «Piqué cabrón fuera de la selección» y «fuera, fuera», fueron los gritos que acompañaron desde la grada el momento en el que Piqué saltó al césped junto al resto de internacionales. Los insultos de la grada se encadenaron así como los cánticos. «No nos engañan, Cataluña es España», «Viva España» y «Viva la Guardia Civil», se repetían en un ambiente que solo cambiaba para ovacionar a Ramos o corear el nombre de Isco.

Al llegar a Madrid Piqué charló con el seleccionador y con sus compañeros, entre ellos un Sergio Ramos que el jueves le defendió, aunque dejó una frase ambigua. Se consensuó dar prioridad al fútbol. Será complicado y se intuye que habrá ambiente caldeado en el Rico Pérez, como sucedió en la sesión de Las Rozas. Parece una situación insostenible, ya que en Alicante habrá al menos cinco veces más gente que en la Ciudad del Fútbol.