El baloncesto ahora le divierte por televisión, también es aficionado al automovilismo y el fútbol le aburre. «No lo soporto. Creo que ni de pequeño fui capaz de ver un partido entero. Bueno..., quizás alguna vez con mis amigos porque no había otra alternativa, pero seguro que no prestaba mucha atención», cuenta. Se define como un deportista «profesional al 100 %», que en ocasiones se excede con sus límites. «A veces me exijo demasiado y después lo pago», dice.
Un deportista que vale por cinco
Cristóbal Rodríguez se deja el alma en cada entrenamiento. En el propio centro gallego de tecnificación puede ejercitar la natación, la carrera a pie y el tiro con pistola láser, y para mejorar la técnica en la esgrima y la hípica tiene que desplazarse. Dos o tres días a la semana viaja hasta A Coruña para desenfundar la espada y practicar junto a los miembros del club de esgrima 100 Tolos, mientras que para montar a caballo y pulir su destreza en los saltos de obstáculos a día de hoy carece de campo de entrenamiento y busca una solución. Hasta ahora lo venía haciendo en un centro hípico situado a escasos kilómetros de Pontevedra. Fotografías: emilio moldes y marcos míguez