«Me tatuaré el conjuro de la queimada»

DEPORTES

abraldes

El exdeportivista se declara un apasionado de los tatuajes, las meigas y el San Juan

11 sep 2017 . Actualizado a las 12:34 h.

Nada en el fútbol se dio gratis a Raúl García Carnero (A Coruña, 1989), que está cumpliendo su sueño de Primera. Dos ascensos (Almería y Alavés) y tres temporadas en la máxima categoría (la del debut con el Dépor, la pasada en Mendizorroza y esta en el Leganés) retratan a un jugador hecho a sí mismo.

-¿Cuántos tatuajes tiene?

-Pues no podría contarlos, porque solo en el brazo derecho es el brazo entero y no sabría decirlo, porque unos están entrelazados con los otros. Sesiones fueron siete u ocho.

-¿Alguno de su hijo?

-Tengo ya la fecha de nacimiento en el brazo, casi en el codo. Y tengo un reloj antiguo, como de bolsillo y está marcando la hora en que nació.

-¿Aún le queda piel?

-Sí, en el siguiente que tengo pensado me tatuaré el conjuro de la queimada por todo el cuerpo.

-¿Por qué?

-Porque me gusta hacerla y beberla... Bueno, si está bien quemada y no sabe mucho a alcohol, me gusta. Pero siempre me ha gustado toda esa historia gallega de la brujas. Y la queimada que es un poco eliminar las cosas malas y echarlas al fuego para que venga lo bueno. Y aparte que es una cosa nuestra y me recuerda de donde vengo.

-Vamos, que disfruta el San Juan.

-Sí, la verdad que me gusta mucho. Pero muchas veces la hacemos igual y no es San Juan. Ahora seguramente algún día hagamos una, porque así también se lo enseñamos a gente que no lo conoce. Yo el conjuro me lo sé de memoria, aunque es un poco largo, pero si no, lo buscamos en Internet y lo leemos.

-¿Ya lo hacía en Vitoria?

-Sí, cuando estás hablando de cosas típicas de un lado y del otro siempre tratas de hablar a la gente de tus cosas. Es algo bonito hacerlo, con el fuego, es algo que llama la atención y gusta a todo el mundo.

-¿Cree que en el fútbol también hay que quemar lo malo para que llegue lo bueno?

-En el fútbol, aparte de ese trabajo que hay detrás desde niño, las enseñanzas de tus padres, hace falta que justo tengas esa pizca de suerte de que un entrenador te dé una oportunidad. Hay grandes jugadores que nunca han tenido una oportunidad. En mi caso, yo no tuve la suerte de triunfar en el equipo de mi ciudad, pero me fui a Melilla, y de ahí a Almería y de ahí a Vitoria y ahora estoy aquí, y ascendiendo logré llegar a Primera. Hay una pizca de suerte, de gustarle a un entrenador.

-¿Es el fútbol como se lo imaginaba de niño?

-La verdad que no. Tiene un sacrificio tremendo en el día a día. La gente desde fuera tiene esa imagen que es totalmente engañosa. Pero ojalá pudiese llegar hasta los 65 años haciendo esto, porque me encanta.

-¿Qué tuvo que sacrificar?

-Sobre todo cuando eres pequeño. Yo no tengo amigos del instituto, no podía quedar por las tardes con nadie, ni ir al cine o a tomar algo, porque me iba a entrenar. Me perdí mi graduación en el instituto y me hubiera gustado acabar la universidad, pero me está costando porque no tengo horarios. Y la máxima pega es no ver a tu familia, vivir en la otra punta del país. Mis abuelos se hacen mayores y los veo tres semanas al año. Sé que a mucha gente le pasa lo mismo, porque se tienen que ir a Inglaterra o Alemania a trabajar, pero en el fútbol nos pasa al 90 %, que estamos fuera de casa.

-Pues fichajes de 222 millones no mejoran la imagen del fútbol en la sociedad.

-Es verdad. Se están pagando barbaridades y este verano se ha visto. Mi madre trabaja de enfermera en un hospital en la unidad de trasplantes ayudando a salvar vidas y nunca va a ver ese dinero, ni mucho menos. Sí que llama mucho la atención. Pero la gente mete a todos los futbolistas en el mismo saco y no es así. Eso es la minoría. Los demás estamos en algo normal y ganando un dinero que muchos se sorprenderían. La sociedad tiene esa idea de que el futbolista es millonario y está equivocada.

-¿La gente se queda solo con el brillo?

-Y luego toda esa leyenda negra que rodea el fútbol. La gente que por interés está ahí. Y por experiencias malas te vas enterando. Porque hay jugadores que con 18 años o menos están debutando en Primera, somos muy jóvenes y no tienes a alguien en el día a día que te pueda aconsejar. Hay mucha gente que se quiere lucrar de ti. Pero vas aprendiendo de todo eso.

-Lo cierto es que los sueldos de Primera son mucho más altos que los de cualquier trabajador.

-Si lo que cobramos la mayoría fuera hasta la edad de jubilación, en relación a un trabajador cualquiera sí que habría mucha diferencia, pero esto dura hasta los 34 o los 35 años, y hay que saber gestionarlo bien, porque como no lo ahorres y no tengas cabeza, no te llega para vivir después.

 

en corto

La fotografía, las series, el tenis y la familia llenan el tiempo libre de Raúl.

-Su principal afición es la fotografía.

-La tengo un poco apartada. Con el tema del niño no tengo mucho tiempo. Pero en vacaciones, o cuando tenemos dos o tres días libres sí que nos vamos por aquí cerca y llevo la cámara. Antes me iba todo el día por ahí a hacer fotos, pero ahora toca ayudar en casa y estar con él. Y fui juntando para tener un equipo de fotografía de estudio. Y tengo el fondo, los flashes y voy haciendo fotografía en casa con el niño de modelo.

-¿Y alguna otra?

-Sí, a mi pareja y a mí nos gusta mucho ver películas y series. Cuando hay alguna visita, igual vienen cuatro días, pero dos veces nos escapamos al cine. Y si no, en casa. Vemos series o pelis cuando el niño está durmiendo.

-¿Cuál es su favorita?

-Juego de tronos. No me gusta mucho esperar para ver los capítulos, así que cuando empezó esta temporada volvimos a empezar desde el principio. Para cuando lleguemos a la actual, esperamos que ya hayan dado todos los capítulos y la podamos ver del tirón.

-¿Cuál es su personaje favorito?

-Arya Stark.

-Otro deporte que le guste.

-El tenis me gusta mucho verlo. Sigo bastante los resultados y los torneos. En el equipo coincido con Gerard Gumbau, el chico que vino del Barça, que le gusta muchísimo el tenis y da la casualidad de que es con el que me senté en el vestuario y en la habitación, así que hablamos mucho.