Fabián Roncero:«Muchos se han pasado tres pueblos»

Pablo Gómez Cundíns
pablo gómez REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

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Suyas son las mejores marcas del fondo español y ahora educa sobre la práctica del deporte aficionado

04 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El cronómetro dice que Fabián Roncero (Madrid, 1970) es uno de los mejores fondistas de la historia de España. Pulverizó los récords de España de maratón y 10.000 metros, logró el Nacional de media maratón y tres de cros; fue campeón mundial de maratón por equipos, bronce europeo de campo a través y ganó las maratones de Róterdam y Capri. Pero es el primero que cree que su palmarés no hace honor a su trayectoria real. Como colofón, fue premio Príncipe de Asturias en 1997.

Probó el fútbol, el fútbol sala, el kárate y el balomnano, pero se enganchó al atletismo desde los 14 años y se puso en serio desde los 18. Pasó doce años en la residencia Blume, es masajista, entrenador nacional de atletismo, estudió FP (Electrónica) y fue presentador de televisión, además de director técnico de una revista especializada. Escribió poesía (la tiene registrada, pero no editada) y desde el 24 de agosto, su segundo libro (The Runner Man) está a disposición de los atletas y lectores.

-¿Por qué le ha dado por escribir este libro?

-La idea surge viendo en qué se ha convertido el deporte en los últimos diez o quince años, de modo que tenía la necesidad de escribir algo así. Salvando las distancias, es lo mismo que el Quijote a la caballería en su momento. The Runner Man lo será con respecto a la gente que corre.

-¿En qué sentido?

-Mucha gente se ha pasado tres pueblos. El 95 % diría yo. El hecho de que hayas terminado una maratón no quiere decir que estés preparado para correr una maratón. El libro lo articulo, a modo sarcástico, en dos partes: la primera para los que dejan el tabaco por las zapatillas, y la segunda para los que se creen sobradamente preparados, se piensan que son Dios y cometen errores graves.

-¿Es una lección de moral?

-Creo que muchos se verán reflejados, leerán muchas de las cosas que ellos hicieron mal. El problema es cuando las hicieron todas. Entonces estás en una situación grave.

-¿A qué errores se refiere?

-Para afrontar una maratón sin sufrir consecuencias posteriores, no para terminarla nada más, es necesario tener un bagaje atlético de ocho o diez años corriendo a alto nivel y entrenando como debe ser. La gente ahora destroza su carrera deportiva en dos o tres años, y lo que es peor, se destrozan ellos, destrozan su cuerpo.

-¿Ha cambiado mucho el deporte desde que usted lo practicaba?

-Totalmente. Pero el atletismo es una cosa y el running es otra. Para hacer 42 kilómetros tienes que estar preparado. Ahora hay entrenadores por todos lados, y muchos sin titulación. Yo he sido presentador de televisión, pero no soy periodista. Eso hay que tenerlo claro.

-Es su segundo libro.

-Pero son sensaciones diferentes. En Media vida corriendo, hablaba una persona sobre mí en cada capítulo. Yo, realmente, escribo poco. Lo hace José Antonio de Pablo. Pero este lo he escrito yo entero. Es mi idea, mi imaginación. El 90 % es real, pero ese 10 % ficticio lo utilizo para exagerar lo que pasa y que todos se den cuenta. Me queda una mejor sensación con este. Me lo he pasado bien escribiéndolo. Disfruté. Veía muchos personajes de los que me he encontrado en las carreras en estos treinta años. Incluso yo estoy retratado en cierta medida.

-¿Eso es lo que se lleva? ¿Recuerdos?

-Bueno, es que las sensaciones que tienes cuando entrenas y compites sabes que no se van a repetir. Lo que añoro son esas sensaciones, de volar, de ir rápido.

-Bueno, usted, que las tenía.

-El que corre despacio también las tiene. El problema está en los límites que tú te pongas. Si el objetivo es disfrutar, vas a ganar siempre.

-Pero para usted que era profesional, los resultados estarían dentro de sus obligaciones...

-Yo he tenido la fortuna de que lo que me exigía, me lo exigía yo solo siempre. Aparte, hay que hacer lo que se puede. El atletismo de fondo es una mezcla de casta y fortaleza mental, aparte de la técnica y el entrenamiento, claro. Hay que tener en la cabeza que uno quiere ser el mejor del mundo, y ponerle trabajo y mentalización. Tu cuerpo te dirá después hasta dónde llegas.

-Su palmarés no pone en valor sus récords.

-Es que tuve que ser campeón de Europa, pero tuve mala suerte. A los Juegos en los que me encontraba bien no fui. Ningún otro atleta tiene mejores marcas que yo de 10.000 para arriba. Y para el Mundial de 1999, al que llegaba genial, me lesioné. Y lo que logré en el 2001 fue histórico. El otro Mundial, me cogió con 25 años y no estaba formado completamente para el atletismo de alto nivel.

-Ahora usted se centra mucho en el atletismo popular.

-Este libro dará mucho que pensar al atleta aficionado. Pero hay margen de maniobra para corregir esos defectos que tenemos, son errores ridículos, pero que se cometen. En este sentido, The Runner Man es un libro de autoayuda.

-¿Qué recomienda para enderezar el rumbo?

-Ponerse en manos de un buen entrenador, de un profesional titulado. Y entrenar. No buscar extras (productos o acciones) que pongan en riesgo nuestra salud. Yo, hasta los 26 años no me di ni un masaje para correr. No digo que no hagan falta, pero a veces nos centramos en lo accesorio y nos olvidamos de lo verdaderamente importante en el deporte. No es necesaria la última mochila o un reloj último modelo, ni contarlo todo en las redes. Alguno se sentirá agredido con el libro, pero hay gente que se gasta 300 euros en esos complementos y luego no paga 20 por un entrenador.

-¿Tuvo referentes?

-Sí, y muy buenos. González, Abascal. Cacho fue el mejor mediofondista español. Sebastian Coe, increíble. El Guerrouj y más recientemente, fondistas como Gebrselassie. Aunque Bekele fue un monstruo y no fallaba en el cros como Gebrselassie, preparar fondo y maratón, junto a todas las distancias, tener veinticinco récords del mundo... la gente no se puede imaginar lo que es eso...