El verano de bochorno del Barça

Antón Lestón / p. a. A CORUÑA / LA VOZ

DEPORTES

ANDREU DALMAU | EFE

La presentación de Dembélé se atrasó por el enésimo problema culé y la afición pide la dimisión de Bartomeu, cuestionado por sus operaciones en el mercado

29 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Pese a que ya ha pasado casi un mes, la venta de Neymar sigue causando malestares en la ciudad condal. Pues a raíz de dicha operación, Bartomeu y su séquito de directivos han ido tomando decisiones que han acabado por convertir el verano en una serie de desdichas para todo aficionado azulgrana.

La última sucedió ayer, durante la presentación de Ousmane Dembelé. Su primer día como nuevo jugador culé derivó en bronca por una parte mayoritaria de los 17.814 espectadores presentes en el Camp Nou. Parece ser que un contratiempo burocrático en la liquidación del contrato entre el futbolista y su exequipo, el Borussia Dortmund, provocó que la puesta en escena del jugador más caro hasta la fecha de la historia del club catalán colmara la paciencia de los aficionados que acudieron al templo azulgrana. Así, ante la demora del acto, los gritos mayoritarios de «Bartomeu dimisión», así como los silbidos y los pañuelos blancos, se multiplicaron en las gradas, poco antes de que Dembélé saltara al césped. 

No obstante, el extremo galo gozó de un recibimiento multitudinario en el Camp Nou, donde vivió las primeras muestras de cariño por parte de su nueva afición. 

Precios desorbitados

Neymar provocó una inflación sin precedentes 

Era impensable hace no más de un año, cuando medio mundo se tiraba de los pelos al ver cómo Mourinho apostaba hasta 120 millones de euros por el futuro de Paul Pogba. Pero Al-Khelaifi, jeque del PSG, ha roto todos los límites que se podían imaginar. Los 222 millones que depositó en Barcelona para llevarse al jugador brasileño, han provocado una inflación sin precedentes en el mercado futbolístico.

Así, lo que debería ser un regalo para la entidad barcelonesa, se ha convertido en una condena. Los clubes europeos, sabedores del tesoro que almacenan las arcas azulgranas, no se privan de exigir precios totalmente desorbitados por sus estrellas. 

Decisiones equivocadas

De una estrella mundial a un jugador de la liga china 

El Barça comenzó el verano con la intención de fichar a un gran centrocampista que pudiese reforzar una de las posiciones más desgastadas en estos últimos años, pues Busquets e Iniesta ya no son capaces de aportar lo mismo que antes y los fichajes de las últimas temporadas no han terminado de cuajar. Por ello, la primera opción fue Verratti, consolidado ya como uno de los mejores del mundo en su posición. Pero su cambio de agente y la insistencia del PSG por Neymar hicieron que el futbolista decidiese quedarse en París. Primer fiasco.

Tras su negativa, la secretaría deportiva del Barcelona apostó por Paulinho, un buen fichaje siempre y cuando no se conozcan las cifras del acuerdo. Más de 40 millones por un jugador de la liga china. Por primera vez, eran los europeos los que tiraban de chequera para hacerse con una de las estrellas de su campeonato. En cuanto a su rendimiento, se espera que aporte físico y recorrido en un medio del campo que lo necesita como agua de mayo.

La ilusión del socio, la que quedó debilitada con la pérdida de Neymar, no se vio regenerada con la llegada del brasileño. La directiva lo supo cuando llevó a cabo la operación y, en otro de sus ridículos veraniegos, hizo esperar a Paulinho en un hotel en Londres para ocultar el trato y anunciar antes una incorporación más atractiva, como la de Dembélé o la de Coutinho. Hasta que se descubrió el engaño. 

Divorcios internos

El desafío de los jugadores con las fotos con Neymar 

La relación entre mandatarios y futbolistas ha ido desvaneciéndose en verano. El famoso «se queda» de Piqué provocó críticas en ambos sentidos, y tras la demanda que le puso el club a Neymar, varios jugadores alardearon de su día de fiesta con el crac brasileño. Un desafío a la junta.