Su ausencia en el 200 era un aviso

Isidoro Hornillos

DEPORTES

14 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Salvo en esta edición de Londres, en el resto de mundiales y Juegos Olímpicos en los que actúo Usain Bolt hubo plena coincidencia de su mejor estado de forma de la temporada con las fechas de cada evento. Su planificación deportiva ha estado muy bien diseñada por su entrenador, Glen Mills.

Pero por diversas circunstancias, ha llegado a la capital del Reino Unido en malas condiciones físicas y con un bajo estado de forma. Su renuncia a participar en el doble hectómetro ya delataba su situación. Había demasiados intereses en juego para que Bolt estuviese en Londres. Fue valiente, se arriesgó y le salió mal. El hecho de no estar en forma no debe significar un peligro de lesión, salvo que nos refiramos a un individuo desentrenado y que intente desplazarse a la máxima velocidad. No es el caso de Bolt. Le sobra experiencia para enfrentarse a un retraso de la competición y ser capaz de mantener la temperatura corporal en la cámara de llamadas.

Además, no tenemos que olvidar que ya corrió por la mañana la semifinal del relevo. El músculo dañado forma parte de los isquiotibiales, que se extienden de forma antagonista cuando los cuádriceps se contraen en la extensión de la rodilla. Es un problema típico de los velocistas. La baja temperatura en el estadio a esa hora contribuyó a ello, sin descartar que estuviese excesivamente cargado del esfuerzo matinal.

Con todo eso, Bolt tuvo que gestionar un cóctel de emociones y sensaciones durante su calentamiento y en la salida a la pista. Era su última carrera, su despedida y, además, tenía que correr y vaciarse para remontar la posición de Jamaica por las deficientes entregas y recepciones del relevo, incluida la suya. Demasiados contrastes afectivos y excesivas atenciones dispersas.

Alguien pensará que le ha sobrado un año en su dilatada carrera deportiva y que en Río 2016 hubiera sido el mejor momento para retirarse. Pero hay que valorar su compromiso con el espectáculo. Solo fracasan quienes no lo intentan. La leyenda del atletismo ha sido grande hasta en su despedida.