Todos estudiantes, cinco de ellos vivirán fuera de Galicia cuando empiecen sus temporadas
13 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.A diferencia de lo que ocurría hace no tanto, estos jóvenes talentos no entienden una dedicación en exclusiva al deporte. Son conscientes de que existe un después tras la retirada y no escatiman en esfuerzos para asegurarlo. «Compaginar todo no es sencillo, pero la vida del deportista no es para siempre, por desgracia. Por eso cuando acabe esta etapa, que espero que sea dentro de mucho tiempo, tendré un apoyo», comenta Jonathan Barreiro sobre sus estudios en Gestión Comercial y Márketing en Zaragoza, donde juega desde la pasada temporada. En la capital española, Adrián Ben, que va a empezar segundo de Fisioterapia, es el único, de estos siete, interno en la residencia Blume. «Me coinciden las clases con los entrenamientos, sin posibilidad de cambiar eso, pero mis compañeros me ayudan y el primer año ha ido genial», explica el atleta. Este año, Irene Blanco cambiará A Coruña por la residencia, «precisamente, para mejorar en los estudios». «Me dijeron cómo funciona y creo que me va a ayudar mucho estar allí», afirma la coruñesa, que ya tiene en su pasaporte un Mundial en Tailandia. Jacobo Garrido, por su parte, tiene claro que por ahora se queda en la urbe herculina: «Ahora tardo tres minutos en ir de la piscina a clase, así que si me marcho a Madrid o Barcelona, será más adelante».
La vida es muy diferente para Blanca Millán, que se mudó a Estados Unidos, donde «adaptan las clases a los entrenamientos». Allí, tras un año en el que fue una de las mejores debutantes, espera acabar KPE, una carrera entre Medicina y Fisioterapia, a pesar de sufrir algo la forma de vida norteamericana. «Pasé meses a -30 grados, con la nieve por las rodillas. Además, solo como pescado una vez al mes y al llegar engordé 15 kilos. Tuve que cuidarme. Pero una manzana cuesta diez dólares, y tres kilos de carne, uno. Es algo extraño», apunta. En Sevilla está concentrado Rodrigo Conde. «Estudio un grado de Ciencias del Deporte. Tenemos una de las pistas punteras a nivel europeo. Estoy muy a gusto», explica.
El último de los siete, Iván Feijoo, notará un gran cambio este curso, en el que deja Allariz para incorporarse a Odontología, en Santiago de Compostela. «Va a ser difícil compaginar todo, pero tengo que sacar tiempo como sea», adelanta. Los siete, eso sí, tienen el apoyo de la familia para marcharse de casa o superar retos. «Mis padres vienen a todos los lados y siempre me apoyan», destaca Jacobo. Un apoyo que todos comparten