El atletismo de Sudáfrica, disparado tras el Apartheid

Óscar Fernández TARTÁN, BARRO Y ASFALTO

DEPORTES

29 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Uno de los países que más ha crecido a nivel atlético es Sudáfrica. Su historia está indefectiblemente unida a la figura de Nelson Mandela. El premio Nobel de la Paz de 1993 ha sido una figura clave en el desarrollo histórico de la Sudáfrica contemporánea. Su figura trascendió en todos los órdenes, incluido el deportivo.

Hasta el fin del Apartheid, los atletas sudafricanos tenían vetada su participación olímpica. El sistema se instauró en 1948, aunque antes ya existía maquillado. En esos años los atletas sudafricanos de raza negra estaban doblemente segregados. En el interior no se les permitía competir en igualdad con los blancos, que tenían competiciones separadas, y en el exterior tampoco podían competir debido a que su país tenía prohibida la participación internacional debido a su política segregacionista. Sus récords tampoco eran homologados. Sirva de ejemplo el de Zola Budd en 5000 (1984).

El fin del Apartheid llevó a la igualdad. Un proceso que está dando sus frutos a nivel atlético. En estos momentos, la velocidad mundial y los saltos están en manos de atletas sudafricanos. Wayde Van Niekerk, campeón olímpico de 400, es su mascarón de proa, pero por detrás hay una generación de atletas que hace presumir grandes logros en un futuro inmediato. Akani Simbine, con 5 sub 10 segundos en 100 m y su victoria en Doha, es el gran dominador de la velocidad en este principio de año. En 200 hay cuatro sudafricanos entre los 10 primeros del ránking mundial.

Es cierto que ellos vienen de competir en su verano y la temporada estival en el hemisferio norte todavía tiene mucho recorrido, pero es todo una muestra de poderío que el cuarto sudafricano del 200 en el 2017 (Ncincihli Titi) tenga 20,14. La longitud mundial también está siendo dominada por Sudáfrica. Los dos mejores del año (Luvo Manyonga y Rushwal Samaai) proceden de este país. Manyonga lleva tres saltos por encima de 8,60 en lo que va de año. Lo curioso es que ambos proceden del fondo del pozo. Manyonga estuvo enganchado al tik, una droga muy nociva que está haciendo estragos en la juventud del país, y Samaai procede de la pobreza extrema. Llegó a vivir en una choza con su madre y tenía que andar 10 km todos los días para poder llegar a la pista a entrenar.

Óscar Fernández es director técnico de la Federación Galega de Atletismo en Vigo