La intimidación del viejo Nadal

Fernando Rey Tapias

DEPORTES

ERIC GAILLARD

El español recobra su capacidad para salir de situaciones delicadas por lo que representa

02 may 2017 . Actualizado a las 08:46 h.

Las victorias de Rafa Nadal en Montecarlo y Barcelona le sirven para alcanzar dos récords estratosféricos de diez títulos en cada torneo y a la vez reforzar su autoconfianza, volver a encontrar sus mejores sensaciones y recobrar el respeto de sus adversarios como el jugador más difícil de batir en tierra batida. Se podrá aducir que en Montecarlo ganó el torneo sin superar a ningún rival de los nueve primeros del ránking, pero también es cierto que tanto Djokovic como Murray fueron eliminados pronto por jugadores a los que luego Rafa derrotó. En Barcelona, con un cuadro más flojo, el español cumplió el pronóstico y llegó a la final sin sobresaltos. Y en el partido definitivo se impuso con claridad a un difícil rival, como es Dominic Thiem, que venía de eliminar a Murray en semifinales. Al margen del dominio del español, hay que destacar en estas primeras semanas de la gira europea de tierra la actuación de los jóvenes Hyeong Chung y Karen Khachanov, ambos de 20 años, que alcanzaron los cuartos de final siendo el coreano el que más juegos le arrebató a Nadal.

Vuelve a intimidar, a generar respeto en los rivales. Lo vimos contra Edmund en Montecarlo. El británico pegaba palos a diestro y siniestro en determinados momentos, pero Rafa resiste cuando le va mal, como antes. Se agarró a la pista y así derrotó a un jugador que teóricamente por golpes le estaba dominando.

Ese Nadal nos recordó al Nadal de antes, que sacaba adelante partidos épicos que parecían perdidos, como hizo con 2-3 en contra en el tercer set ante Edmund. Lo veo con mucha confianza.

En varios partidos jugó primeros sets más disputados antes de segundos más claros. Al final ves que los jugadores desde el otro lado de la red sienten lo que sentían antes: ‘para ganarle a este tengo que hacer más de lo que sé hacer’.

Tras inicios igualados, en los segundos sets aplasta a los rivales. No arrolló a figuras, pero sí a emergentes que comienzan a asomar entre los mejores.

El más en forma en tierra

Rafa ha demostrado ser el jugador más en forma en tierra, recuperando sus mejores sensaciones, sacando mejor, jugando con mayor agresividad por momentos y aumentando su ritmo a medida que avanzaban los partidos. Ausente Federer, algo errático Murray y con Djokovic sin recuperarse de ese «virus» mental que le ha hecho perder la agresividad y competitividad de antaño, las cosas pintan bien para el español.

Cuatro citas antes de París, pero con partidos por ahora sin demasiado desgaste

Las dos primeras citas importantes de la temporada de tierra, Montecarlo y Barcelona, han mostrado a un Nadal mucho más poderoso a nivel físico. Se nota que cuenta con el recurso de poder jugar con una mayor agresividad. Él lo sabe y lo explota, aunque al mismo tiempo su hábito de jugar a la contra siempre termina resultando perjudicial para él. Antes le podía dar resultados competir de esa manera, pero ahora necesita ir a por las victorias con agresividad.

Esa fortaleza de Nadal la hemos visto en sus dos títulos recientes. Aunque no ha tenido enfrentamientos directos contra los mejores, ellos sí han tenido derrotas y partidos largos a tres sets. Perdieron contra gente a la que sometió Nadal.

Es cierto que, camino de Roland Garros, todavía quedan citas muy importantes como Madrid y Roma, donde sin duda los mejores tratarán de cambiar la situación actual.

Jugará Nadal cuatro torneos antes de la gran cita de París a finales de mayo. ¿Demasiados? No se le ha visto sufrir demasiado desgaste. Aunque haya elegido competir mucho mucho antes de Roland Garros, en la línea de la mayoría de sus temporadas anteriores, le ha venido fenomenal competir tanto porque no ha sufrido y sí ha alimentado su confianza.

Aunque pueda surgir cualquier lesión o suceder cualquier detalle adverso, de momento lo único seguro es que Rafa está donde a comienzos de la gira de tierra querría estar, con dos títulos, un solo set perdido y una sensación de gran poderío sobre los adversarios.