El 2017 acaba de empezar para la fórmula 1 y ya ha terminado para Fernando Alonso. Clamó por mejoras en su McLaren, sus próximos especularon con una huida de la escudería antes de tiempo y, después de solo dos carreras, anuncia un viaje iniciático a Indianápolis. Poco importa que el Mundial todavía tenga todo por decidir y se marche la semana de una de las carreras más emblemáticas del gran circo. Siempre sincero, esta vez prefirió hablar de la ilusión que le hacen las 500 Millas sin apenas entrenamiento previo porque ya se sabe que desde pequeñito quería conseguir la triple corona que incluye Montecarlo y Le Mans. Un quiebro difícil de entender si no fuera porque después de dos abandonos en Australia y China, lo nunca visto en sus 16 años en el Mundial, avanzan que su etapa en Woking parece haber entrado ya en su tiempo de descuento.