Sergio García, un jugador total

Manuel Piñero

DEPORTES

Harry How | AFP

El ganador de Augusta ha triunfado guiado por su padre, sin duda la figura clave en su carrera

11 abr 2017 . Actualizado a las 08:43 h.

Conocí al padre de Sergio García, Víctor, cuando yo tenía 11 años. Los dos empezamos de cadis en el Club de Campo de Madrid en el año 1963. Cuando se hizo el campo de La Manga se trasladó allí. Y luego al de Castellón. Él se hizo profesional, y aunque no consiguió entrar en el circuito, inculcó luego todo lo que sabe a su hijo. Y ha sido la figura decisiva para llegar tan alto, para ganar el Masters de Augusta

¿Destacó desde sus inicios, ya de niño?

Desde muy pronto oímos hablar de Sergio como un niño con un handicap muy bajo, el mejor infantil de España. Ganaba siempre. Siendo muy joven le vi dar bolas en el campo de Prácticas y confirmaba esas buenas sensaciones. Pero su padre siempre quiso ser prudente. «Ya veremos, sabemos lo difícil que es esto, ya veremos», repetía. 

¿Quiénes han sido los artífices de su éxito?

Por encima de cualquiera, su padre, el jefe de la familia. Es el artífice total. Desde muy pequeño hasta hoy, le ha llevado a donde está. Lo hizo el golfista que es y sigue ajustando detalles de su swing y muy pendiente de todo. Aunque en los tres o cuatro últimos años ya no viaja con Sergio García. Su padre le metió en la profesión, le inculcó su amor por el oficio y ahora Sergio vive todo eso intensamente. Todos queremos ganar torneos y al final Sergio los ha ganado para su padre, que no pudo.  

¿Le generó una presión añadida el cartel de alternativa a Woods?

Puede ser. Pero es que Tiger ha batido casi todos los récords del golf. No ha sido culpa de Sergio. 

¿Por qué no había ganado ningún grande?

Sergio siempre quiere ganar, pero al mismo tiempo sabe que el golf no es lo único que hay en su vida. No lo focaliza todo en el golf, como hacían Seve Ballesteros o Chema Olazábal. No vive el golf así. Él está siempre muy pendiente de la familia, y le gusta el fútbol. Tiene facilidad y un talento enorme para jugar, pero siempre ha estado contento con su vida aunque no ganase grandes. 

¿Por qué no se había adaptado antes a Augusta, un campo del que siempre receló?

Al principio no jugó bien allí y le cogió manía al campo, sin encontrar la forma adecuada de competir. Augusta exige sobre todo un vuelo de bola de derecha a izquierda (draw) y Sergio está más cómodo con el efecto contrario, de izquierda a derecha (fade) desde el tee de salida. Pero ha terminado entendiendo el campo muy bien.

¿Qué hace diferente a Sergio García?

Para mí es un jugador total, sin duda de los más completos del circuito. Domina la bola como quiere y en campos difíciles, como los links en condiciones de viento, se luce especialmente. En este Masters de Augusta jugó muy valiente durante toda la semana, en un campo muy estrecho, con tubos en hoyos como el 7 y el 14. Cogió el driver casi siempre y fue recto. Una maravilla. 

Ha intentado cambios con el putt, ¿pero sigue siendo su lunar?

Si en ese aspecto fuese como Jordán Spieth, ganaría todas las semanas. El putt ha sido uno de sus lagunas para rendir en Augusta, por sus greenes difíciles, que te pueden quitar dos o tres golpes por vueltas, una barbaridad. 

¿Cómo pateó este año en el Masters?

Acertó en los que tenía que meter, los cortos. En la jornada final hubo algo a situación engañosa. El putt que pegó en el 16 era muy cruzado, no era fácil, pero no lo hizo bien. Y en el 18, ese golpe que tantas veces se ve por televisión, parece tener una caída de derecha a izquierda, que en realidad no hay. Por eso no acertó a la primera y en el play off en cambio ya lo tiró de otra forma y embocó desde las distancia. 

¿Qué le ha hecho madurar?

Quizá el cambio ha sido su actual pareja y futura mujer, Angela. Sergio está más tranquilo y feliz con su entorno. Y ha visto la llegada de Jon Rahm y la expectación que genera en España y en parte eso le ha sosegado. Y le ha ayudado a madurar su padre, al que ha seguido fiel. 

¿Qué puede conseguir ahora?

Sin duda el triunfo en el Masters de Augusta le dará mucha más confianza y tranquilidad. Sergio García no juega para ganar grandes, pero creo que puede ganar tres más, como mínimo. Ahora tiene 37 años y le quedan cuatro o cinco temporadas en plenitud. A diferencia de otros jugadores -como Tiger Woods-, no ha tenido apenas lesiones importantes y eso juega a su favor. La genética y su condición de deportista le ayudan.

«Es increíble poder unirme a Seve y a Olazábal, mis dos ídolos en el golf»

Sergio García se mostró exultante y tranquilo por su victoria en el Masters de Augusta, justo el día en el que Severiano Ballesteros habría cumplido 60 años, uniéndose así al club de españoles poseedores de la chaqueta verde junto a Olazábal y el propio Seve, sus dos ejemplos. «Es increíble conseguir esto el día del 60 cumpleaños de Seve y unirme a él y a Olazábal, mis dos ídolos. José me mando un mensaje el miércoles para transmitirme lo mucho que creía en mí y lo que tenía que hacer, que creyera en mí, estuviera tranquilo y no permitiera que lo que me había ocurrido en el pasado», declaró García en declaraciones recogidas por Europa Press tras llevarse la victoria.

El español consiguió enfundarse la chaqueta verde tras imponerse en el desempate al inglés Justin Rose, pese a que estuvo dos golpes abajo después de dos bogeys en los hoyos 10 y 11. Salvó una situación complicada y igualó el partido con un birdie y un eagle en los dos siguientes. «Fue una demostración de mi carácter y mi mentalidad, me mantuve positivo incluso cuando las cosas no iban tan bien en los hoyos 10 y 11», consideró. 

Sergio García confesó que estaba «más tranquilo de lo que nunca» se había sentido en una ronda final de un major. «Incluso después de haber hecho un par de bogeys me mantenía muy positivo e hice unos golpes realmente buenos», apuntó, reconociendo que ya había asimilado de anteriores visitas que Augusta «te da y te quita». «Creo que por eso puedo estar aquí hoy», añadió. 

Confianza

García se vio con la victoria en la mano tras un excelente segundo golpe en el hoyo 18, pero falló un putt similar al que le costó posteriormente el triunfo en el British del 2007. «Creí que lo tenía en el 18. Di el putt exactamente como quise. Sabía que estaba jugando bien», confesó. 

«Debido a mi cabeza, a veces pensaba si podría ganar algún major. He tenido muy buenas oportunidades y, o bien las desperdicié, o alguien hizo algo extraordinario para derrotarme. Así que se me pasó por la cabeza, pero últimamente he estado recibiendo ayuda y vengo pensando algo diferente, un poco más positivo y aceptando que si por cualquier motivo no ocurría, mi vida iba a continuar. Pero ha ocurrido», concluyó el español. 

Con este triunfo, Sergio García se situó en el séptimo puesto del ránking mundial, mientras que Jon Rahm, que finalizó en el puesto 23, ocupa la decimotercera.