Elís Espiñeira: «Renovar la federación es un tema de higiene, de salubridad»

josé m. fernández

DEPORTES

RAMON LEIRO

Acompaña a Jorge Pérez en el intento de romper el clientelar sistema del fútbol español desde 1988

22 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Toda una vida entre el Derecho y el deporte. Antes de desembarcar en el fútbol como mano derecha de Nino Mirón en el Pontevedra, jugó, entrenó y gestionó baloncesto. Máster en Derecho Deportivo, Elías Espiñeira forma parte de la candidatura de Jorge Pérez a la Federación Española de Fútbol que se vestirá de largo el viernes en Madrid. Fue director general del Pontevedra, del Mirandés y del Jaén; puso en marcha el complicado proceso de transformar en sociedad anónima al Mirandés y ahora es uno de los apoyos de Jorge Pérez para acometer la necesaria modernización de la federación.

-¿Cuál es su papel en la candidatura de Jorge Pérez?

-No hay un cargo concreto. Formamos un equipo de trabajo de casi 60 personas. Además de Jorge Pérez están arriba Luis Gil y Santi Nebot. Cada uno coordina, suma gente... llevamos así trabajando casi un año.

-¿Cómo surgió el unirse a la candidatura?

-Conocía a Jorge Pérez del 2003, de cuando yo trabajaba en el Pontevedra. Tengo una gran relación con él, es una persona dialogante y hace un año, en abril, un amigo común, Xavi Monclús, le dijo que yo podía aportar, que era un perfil que les venía bien y aquí estoy. Encantado de poder ayudar. Porque ha llegado la hora de renovar, para lo que es bueno ir de la mano de alguien que tiene tanto bagaje, con gente específica del fútbol. Jorge es una persona muy valorada y cuenta con un gran equipo de trabajo.

-¿Entonces, el objetivo es acabar con la etapa Villar?

-Nosotros hablamos en positivo, de Jorge Pérez, de lo que hace falta para terminar con una federación obsoleta y necrosada. Es necesario acabar con un régimen presidencialista, en el que los protagonistas (clubes, jugadores...) no participan en las decisiones. El fútbol aficionado no tiene peso en la actual federación. Nosotros le ofrecemos que decida, crear una federación al servicio de los protagonistas.

-¿Cómo definiría la etapa de Villar?

-Tengo 49 años y él lleva 29. No he conocido a otro presidente, y a este, poco, porque como todos sabemos huye de las comparecencias, no habla, no se explica... Es hora de aplicar los principios de libertad y democracia en el fútbol, en un proceso electoral de verdad. Por eso queremos que participe todo el fútbol, que se vote y elija con total libertad.

-¿Y no temen tropezar con alguien que controla los resortes de la federación desde hace 29 años?

-Los mecanismos electorales están asentados y sabíamos lo que había. Nada nos sorprende. Para tener éxito hay que plantear cosas nuevas. Nebot y Gil han trabajado mucho en la AFE, desde dentro, conocen como está todo. Sabemos a lo que nos enfrentamos.

-¿Qué lección aprendieron de las derrotas frente a Villar de Alemany y Gerardo González?

-La de que nunca puedes dar nada por seguro. Ellos dirigieron dos procesos con estilos nuevos, de renovación... con visos de tener éxito, pero la última noche se fue al traste y todo continuó igual. Reconozco que ahora las sensaciones son buenas, pero insisto en que sabemos quién está enfrente, cómo ha llegado y cómo se sostiene.

-¿Y aún así cree que Jorge Pérez tiene posibilidades de ser el próximo presidente?

-Sí, por supuesto. Es el final de un ciclo extremadamente largo, de 29 años con vicios y hábitos de otro tiempo. Es bueno renovarse y así lo está interpretando el fútbol. Incluso la UEFA ha empezado a darse cuenta y ha limitado los mandatos. Renovar la federación es un tema de higiene y salubridad, es necesaria una renovación. En este tiempo no hemos parado de recibir las quejas de los clubes en el sentido de que la realidad no es la que dicen desde Madrid. Es el momento.

-Jorge Pérez también procede de esa federación...

-Sí, estuvo muchos años como secretario general, pero en las decisiones vitales intervenía poco, no tenía una función ejecutiva, era un mero transmisor de los órganos de gobierno de la federación. Jorge conoce mejor que nadie el fútbol desde dentro, sus necesidades, las quejas... y eso es muy bueno. Y está convencido de que es necesario pasar de una federación presidencialista a un equipo de trabajo.

«El objetivo es que la federación ponga los medios que demanden los clubes, y no al revés, como ahora»

El 27 de abril el fútbol español vota a los miembros de la asamblea que el 22 de mayo elegirán al presidente de la federación, con casi un año y medio de retraso por las artimañas de un Villar que ha prolongado durante ese tiempo su mandato; incluso redujo el número de asambleístas (de 160 a 140). «La reducción afectó especialmente a los auténticos protagonistas del fútbol -los jugadores, los clubes, los árbitros...-, con lo que se beneficia a las territoriales, sobre las que Villar tiene un mayor control».

-Romper esa estructura clientelar no parece fácil.

-Con ese sistema el fútbol aficionado y la 2ª B tienen los mismos problemas que en el 2003, cuando yo estaba en el Pontevedra. No se ha hecho nada, no se avanzó; sin embargo la LFP ya no tiene nada que ver con lo que era entonces, ha avanzado de forma notable, se ha modernizado.

-Tampoco tendrán mucho tiempo para mejorar las estructuras.

-Así es. También es responsabilidad de Villar, que ha retrasado de forma alegal la convocatoria, con lo que el próximo mandato será de apenas dos años y medio.

-¿Qué carencias tiene el fútbol no profesional, qué hay que cambiar?

-Existe una falta de gestión. Es necesario hacer categorías sostenibles, que sean los clubes los que decidan cómo se compite. El objetivo es gestionar y plantear las líneas de trabajo desde abajo, para que la federación ponga los medios que demanden los clubes, y no al revés, como sucede ahora.

-¿Qué espera de las elecciones en Galicia?

-Lo mismo que en otras territoriales. Queremos que haya un consenso del fútbol. En Galicia hay un presidente que apenas lleva 2 años. Como gente pacífica que somos imperará la cordura y la elección será de gente que busque la renovación y tenga ilusión.