Iago López Marra: «Hablar de medallas es una sobrada»

antón bruquetas

DEPORTES

ABRALDES

Destaca la dificultad de llegar hasta unos Juegos y confiesa que no podría vivir alejado del mar

06 feb 2017 . Actualizado a las 08:42 h.

Su novia, la brasileña Kahena Kunze -oro en los Juegos de Río en la clase 49erFX- asegura que lo que más le llamó la atención de él fue que siempre parecía de buen humor, soldado a una eterna sonrisa. Y lo cierto es que resulta complicado encontrar a Iago López Marra (Portosín, 1990) con el ceño fruncido. Una de las grandes esperanzas de la vela española para la cita planetaria de Tokio es un torrente de energía positiva. Vive feliz, rodeado a todas horas de agua salada y persiguiendo rachas de viento. «Prefiero que me entierren a que me quiten el mar», subraya desde Miami horas antes de subirse a un avión que lo traerá de regreso a Galicia durante unos días. Su voz advierte de que en esto va en serio.

-¿Cómo ve el camino hacia los Juegos de Tokio?

-Para Diego [Botín, su compañero y patrón del barco en el que navega] y para mí fue muy importante el haber participado ya en unos Juegos. Esa experiencia es vital para aprender de los errores y poder estar lo más arriba posible en los Juegos de Tokio.

-Con todo lo que queda por delante y ya se les sitúa como candidatos a una medalla...

-Sinceramente... [se queda pensativo unos segundos] hablar de medallas me parece una sobrada. La gente muchas veces no entiende lo complicado que es llegar a una competición en la que solo participan los mejores del mundo.

-¿Qué han aprendido de Río?

-Que se necesita tiempo. Nuestro proyecto quizás fue atropellado. Todo ocurrió deprisa. Y vimos que en cada regata íbamos progresando. Ahora queremos hacer un ciclo olímpico con calma, con una planificación exhaustiva desde el primer día.

-Confiéseme una cosa, ¿con la historia de los Juegos se liga mucho?

-Jajaja... ¡Esa es una buena pregunta! Pues no lo sé... yo ahora tengo pareja, así que no sabría decirle...

-¿Con su novia habla de vela o el trabajo lo dejan a un lado?

-No. Hablamos mucho de vela, porque al final es nuestra pasión y queramos o no terminamos conversando sobre lo que más nos gusta. Es algo natural.

-¿Le ha dado algún consejo?

-Un montón. Siempre intento aprender cosas de ella y tiene muchas que enseñarme ¡Ha ganado un oro olímpico!

-¿Se imagina vivir sin el mar?

-Bufff... Ni de broma... El mar lo es todo para mí. Cuando tengo tiempo libre me gusta hacer surf o windsurf. Prefiero que me entierren a que me lo quiten...

-¿El mejor momento en su carrera?

-Cuando nos clasificamos para Río. Por todo lo que tuvimos que sufrir [impugnaron la selección realizada por la federación española de vela]... en el instante en que fui consciente de que lo habíamos logrado sentí una liberación enorme.

-¿Qué sueños le quedan por cumplir?

-Competir algún día en la Volvo Ocean Race. Y subirme al podio en Tokio. Por soñar que no quede.

-¿Quién ha influido más para que ahora sea un regatista de élite?

-Mis padres. Ellos fueron los que me transmitieron el amor al deporte y al mar. Me animaron a subirme por primera vez a un barco de vela...

-¿Tiene algún referente?

-Me quedaría con Chuny Bermúdez de Castro. Su trayectoria en la Volvo es intachable. Quedó campeón en la pasada edición. Pero no solo eso. Es muy completo, capaz de ser competitivo en casi cualquier barco. Me gustaría tener esa virtud.

-¿Ya sé que el mar lo es todo para usted, pero ni siquiera de niño se vio haciendo otra cosa?

-De no ser regatista, habría sido piloto de aviones. Siempre me atrajo la idea de volar.