Un milagro llamado Universitario

antón bruquetas FERROL / LA VOZ

DEPORTES

El equipo ferrolano hace historia al clasificarse para la fase final de la Copa

22 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Todos los renglones que podían torcerse se habían torcido. La primera condición para soñar era ganar en la pista del tercer clasificado: el Gernika, uno de los cocos de la máxima categoría del baloncesto femenino en España. Al final del primer cuarto perdían 28-14. Pero fieles a su carácter competitivo, el que les ha lacrado en cada entrenamiento el cuerpo técnico liderado por Lino López, las jugadoras del Universitario de Ferrol no bajaron los brazos. Empezaron a visualizar la remontada. «Salimos a la pista con falta de concentración. Algo raro en nosotras. Sin embargo, a partir del segundo cuarto ya empezamos a entonarnos, a hacer lo que sabemos hacer, a competir hasta el último suspiro». Quien habla es Ana Suárez, una de las piezas clave en este equipo humilde, diseñado para luchar por la permanencia, para sufrir en cada jornada y que ya ha logrado siete victorias en la primera vuelta de la liga.

«Es cierto que parecía imposible, pero la gente no sabe la capacidad de sacrificio, de entrega, que tienen estas jugadoras. No las ven como las veo yo todos los días dando el máximo por mejorar, por crecer», comenta el técnico del Universitario, Lino López, quien agrega: «El grupo humano que tenemos es inmejorable y el mensaje que le transmitimos ahora no ha cambiado ni un ápice del que les dábamos cuando perdimos cuatro partidos de forma consecutiva: con trabajo y dedicación, se puede conseguir casi cualquier cosa». Y las distancias con el Gernika se fueron apretando. A cada segundo que pasaba el aliento del equipo del barrio de Esteiro se encontraba un poco más cerca.

«A un minuto del final, Barbee -una de las dos norteamericanas que juegan en el Universitario- entró a canasta y sacó un 2+1. En la jugada la tiraron al suelo y la pista estaba tan resbaladiza que María [Araújo, la pívot] patinó cuando fue a levantarla y terminó también sobre el parqué. Y, de repente, toda la tensión que habíamos acumulado se disipó y nos echamos a reír. Fue el primer momento en el que nos dimos cuenta de que íbamos a ganar», relata Ana Suárez. En el polideportivo de Maloste se había obrado el milagro: 68-73. A partir de ese momento, les tocaba esperar.

«Estábamos pendientes de que acabase el partido entre Bembibre y La Seu. Sabíamos que Bembibre iba por delante, pero las diferencias eran cortas, así que no teníamos la certeza de que saber si nos habíamos clasificado o no», dice el presidente del club, Leopoldo Ibáñez. «Formamos todos un corro -continúa- en el centro de la pista e íbamos hablando por teléfono para que nos avisasen del resultado. Cuando supimos que ya estábamos dentro, empezamos a saltar y a bailar. Fueron unos momentos muy emotivos. Tenemos un presupuesto limitado y al cuerpo técnico no le podemos dar lo que se merece ni a las chicas pagarles los salarios que les ofrecen en otros equipos, pero ellos han sabido sobreponerse a las dificultades y nos han dado una alegría que no tiene precio». «En cuanto nos lo dijeron, rompí a llorar, no pude contener al emoción. Y ahora no hay que conformarse. Podemos darle un susto a cualquiera», concluye Ana Suárez.