De los estudios de Ghebreslassie al ruido de Manninen

Óscar Fernández TARTÁN, BARRO Y ASFALTO

DEPORTES

14 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El primer domingo de noviembre se disputa, tradicionalmente, la maratón de Nueva York, una de las seis maratones que componen los Majors. La edición de este año, a nivel deportivo, no pasará a la historia por la calidad media de las marcas. Solo 14 atletas bajaron de 2h 20m, número muy bajo si lo comparamos con los 63 que lo hicieron en el lejano 1983.

A la dureza tradicional del circuito, y la falta de liebres, se une que la organización piensa la competición como un negocio más que en buscar una carrera competitiva. Intentan contratar a cuatro o cinco atletas del máximo nivel por sexo, pero el resto del plantel de salida suele estar alejado de los top class mundiales. Otro elemento que destaca en Nueva York es la búsqueda de la americanización de los primeros puestos. Para conseguirlo optan por no traer a atletas de nivel medio de Kenia o Etiopía. La pasada maratón de Ámsterdam tuvo a 8 kenianos en los 8 primeros puestos (el octavo hizo 2:06:45) y NY solo tuvo un keniano entre los 10 primeros y sin embargo cinco norteamericanos llegaron en el top 10. El vencedor fue Ghirmay Ghebreslassie (2h 07m 51s), que a sus 20 años ya tiene en su palmarés un título mundial, un cuarto puesto en los JJ.OO. y un título en Nueva York. Lo curioso de su vida es que de joven sus padres no querían que hiciera atletismo, preferían que estudiara. Se enfrentó en una carrera a su hermano y el que perdiera se dedicaría a estudiar y el vencedor intentaría probar fortuna en el atletismo. Es evidente quien salió vencedor. Posiblemente esa carrera ha sido la más decisiva de su trayectoria atlética.

En mujeres la vencedora fue Mary Keitany, que consiguió su tercer triunfo consecutivo, algo que no consiguió nadie excepto Grete Waitz hace tres décadas. Una de las historias de la carrera femenina la protagonizó Laura Manninen (2h 41m 08s) que entró 15ª y logró marca personal a los 43 años. La finlandesa era una trabajadora de Nokia que comenzó a correr con 33 años y que este año fue internacional con su país en el Europeo de Ámsterdam. Lo curioso es que fue expulsada de su gimnasio por las quejas de los usuarios por el ruido que hacía al correr sobre la cinta. Narrando la anécdota comentó que al principio estaba furiosa pero que luego pensó: «No todo el mundo puede alardear de ser expulsada de un gimnasio por exceso de entrenamiento».

Óscar Fernández es director técnico de la FGA en Vigo.