Paco Jémez: «He trabajado hasta recogiendo algodón»

Alexandre Centeno Liste
alexandre centeno A CORUÑA / LA VOZ

DEPORTES

CESAR QUIAN

De su padre aprendió los valores que mantiene y transmite; el primero, que la suerte haya que ganársela

28 mar 2019 . Actualizado a las 13:15 h.

De sangre caliente y verbo fácil, Paco Jémez (Las Palmas, 1970) es flamenco en estado puro. Como el que entonaba su padre, el cantaor Lucas de Écija, la persona que más le ha marcado en la vida. Como el que hace sonar cuando tras un mal día rompe su soledad más profunda rasgueando las cuerdas de su guitarra. Católico por convicción y monárquico, «porque el Rey no me molesta para nada», asegura que su honradez y su sinceridad le impiden dedicarse a una política a la que «le sobran corruptos y le falta cercanía al pueblo». Pero si algo define al entrenador cordobés (aunque nació en Canarias se crio en la localidad andaluza) es que es una persona volcada con su familia. «Todo lo que hago en la vida es por los míos», asevera.

-Llevaba seis años seguidos sin dejar, prácticamente, de entrenar. ¿Cuesta habituarse?

-De momento, no. Aprovecho para estar en casa con mi mujer y mis hijas, que apenas veo en todo el año.

-¿Por qué si entrena vive solo?

-Porque no es bueno que la familia se coma los malos rollos que pueda generar mi trabajo. Soy complicado de llevar. No me soporto ni yo mismo, como para que me tengan que aguantar el resto.

-¿Sigue tocando la guitarra?

-Lo hago. Me apoyo mucho en ella en esos días malos. Me relaja. Y demuestro que es mentira lo que dicen las mujeres de que los hombres no sabemos hacer dos cosas a la vez. Yo toco la guitarra y le doy vueltas a la cabeza.

-¿Qué es para usted la familia?

-Todo. Pero cuando hablo de familia me refiero no solo a mi mujer y mis hijas, sino a mi hermana, mis padres....

-¿Sigue saliendo de copas con su padre?

-Eso no, pero aún nos tomamos nuestro fino si comemos juntos. El médico no le deja mucho, pero alguno cae. Va a cumplir 86, le queda poco y quiero aprovechar ese tiempo. No me gustaría que me quedara la sensación de no haber estado a su lado los últimos años.

-¿Es una manera de prepararse para cuando llegue el día?

-Uno nunca se prepara para eso. Pero va a llegar. Claro. No me da miedo la muerte por vejez. Ni la mía, ni la de los que más quiero. Me dolerá pero es ley de vida. La gente dice que quiere acostarse por la noche y no levantarse. Para mí no hay manera más tonta de morirse que en la cama durmiendo. Prefiero que llegué pasándomelo bien con los míos.

-El de la familia es uno de los valores que le inculcó su padre.

-Por supuesto. Mi padre es un hombre que no sabe leer ni escribir. Solo trabajar. Pero sabe mucho y me enseñó mucho. Sobre todo valores. En ese sentido soy antiguo, porque creo que se están perdiendo esos valores y me rebelo ante eso. Me gusta el respeto, que cuando va una persona mayor en el autobús se le deje el sitio, por ejemplo.

-Valores y trabajo.

-Exacto. Siempre he trabajado. De chaval, en verano. Porque quería tener un dinero para mí o en ocasiones ayudar a la familia. Fui camarero, joyero, estuve en un criadero de perros y hasta trabajé recogiendo algodón y aceitunas. Y orgulloso que estoy. Creo que el trabajo dignifica.

-Hacen falta políticos así. ¿Se apunta?

-Creo que soy demasiado sincero y honrado. No pegaría.

-Se le ve desengañado.

-Es que no se puede permitir lo que está sucediendo. Tanta corrupción... Se quejan de que la gente generaliza, y sé que no se debe, pero al final lo merecen.

-Sigamos con la familia. ¿Qué le resulta más doloroso: ver a su equipo jugando al patadón o ver cómo crecen sus hijas?

-Lo primero es muy jodido. Pero es que lo segundo... La pequeña aún bueno, porque tiene once años, pero la mayor se me escapa. Ya es una mujer.

-Y para los moscardones, ¿recortada o diálogo?

-Habiendo una recortada, para qué dialogar (se ríe). En serio, la veo responsable y eso también es ley de vida. Solo pido que encuentre un hombre que la quiera la mitad que yo.

-¿Cómo alguien afable como usted puede perder los nervios en público con un jugador?

-Porque creo que cuando algo está mal hay que decirlo y arreglarlo rápido. Como entrenador, me he equivocado porque no debo hacer eso en público, pero pienso que es más sano que dejar que el problema se enquiste. Pienso que unas hostias a tiempo unen mucho.

-¿Lo hacía como jugador?

-A veces sí. Pero solía acabar bien la cosa. Le contaré algo. En Zaragoza teníamos un grupo que hacíamos piña nosotros y nuestras mujeres. Entre otros estábamos Kily y yo. Y un día en un entrenamiento nos peleamos y desde ese día aún fuimos más amigos.

-Por último, complete la frase: «Paco, para xogar ao fútbol...»

-Hay que cortar el pelo (risas). Me lo decía Arsenio. No fue el único. Qué gran persona. Con él casi no jugaba pero lo aprecio mucho. Me trató como a un hijo.

ABRALDES

En corto

-¿Qué coche tiene?

-Un Porche Cayman que tiene ya diez años el pobre.

-¿Usa reloj?

-Sí. Me encantan. El que más, uno que me regaló mi mujer.

-Una comida.

-Como de todo. Si tengo que elegir algo, la fabada.

-Una bebida.

-La cerveza.

-¿La última tarea que ha hecho en casa?

-Enderezar una lámpara que estaba torcida. Se me dan muy bien las ñapas. Las labores del hogar, muy mal. Me pongo a planchar y me cabreo porque mientras plancho una manga, la otra se me arruga.

-¿Cocina?

-Poco, pero bien. Mi especialidad es un arroz con pollo que les encanta a mis hijas.

-Un libro.

-La buena suerte, de Álex Rovira y Fernando Trías de Bes.

-Una película.

-La saga del Padrino. Puedo verla mil veces y me engancha siempre.

-¿Qué tipo de música?

-De todo. Me encanta el flamenco, pero escucho de todo.

-Un personaje histórico.

-Podría decir mi padre, que es un histórico, pero bueno, elegiré uno más global: Jesucristo.

-¿Prensa, radio o televisión?

-Por la mañana en el coche voy escuchando la radio, pero también me gusta leer el periódico y veo la televisión como cualquiera.

-¿Es creyente?

-Sí. No soy muy practicante, en plan de ir a misa, pero sí creo.

-¿Monárquico?

-Pues también. La verdad es que el Rey no me molesta. Creo que, como en el caso de los políticos debe adaptarse a la actualidad, pero no me molesta.

-Lo más duro que le han dicho en un campo?

-Al público te acostumbras a no oírlo y los rivales, de todo, pero siempre les respondía.