La batuta del fútbol español

josé m. fernández REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

JAVIER SORIANO | AFP

Acaba de comenzar su segundo mandato al frente de la patronal con el apoyo casi unánime de los clubes

10 oct 2016 . Actualizado a las 15:16 h.

La semana pasada confirmó el inicio del segundo mandato al frente de la Liga de Fútbol de Profesional, ahora LaLiga. Repite Javier Tebas Medrano (San José de Costa Rica, 31 de julio de 1962), casi por aclamación, tras recibir 37 adhesiones y después de que desistiera Alex Aranzabal, sin apenas apoyos. Lo contrario hubiera sido una tremenda sorpresa, un giro inesperado de un fútbol que en los últimos años se ha movido bajo la batuta de este abogado experto en derecho concursal y deportivo que, de una forma u otra, ha estado ligado al fútbol desde que en 1987 abrió en Huesca su despacho. Desde entonces, no existe conflicto, arreglo o solución en el fútbol español al que de una u otra forma no aparezca ligado su nombre. Ha asesorado a más de un decena de entidades deportivas, ha concedido consejo legal a jugadores, agentes o representantes y ha intermediado en la venta de clubes y en la compra de derechos televisivos.

Si la información es poder, nadie estaba más preparado para darle un giro al fútbol español que Javier Tebas, nadie conocía la trastienda ni la realidad como este abogado que nunca ha ocultado un pasado ligado a Fuerza Nueva -algo que los grupos más radicales no dejan de recordarle- ni a un ideario que mantiene. «Si extrema derecha es defender la unidad de España, la vida y un sentido católico de la vida yo estaba en ese grupo», confesaba sin complejos no hace demasiado tiempo.

Por su profesión, ha mantenido relaciones con buena parte del fútbol español, incluidos personajes como Piterman, Ruiz Mateos, Ruiz de Lopera o Lendoiro. Por tanto, conoce la cara A y la B del fútbol, es inteligente, trabajador -casi hiperactivo, aseguran quienes lo conocen- e imaginativo. Además, y es una virtud muy apreciada en un sector que exige cintura, es un estupendo fajador, encaja la crítica con una sonrisa, aunque sabe devolver cada golpe.

Si su llegada a la vicepresidencia de la Liga de Fútbol Profesional, como representante del Badajoz, ya no dejó indiferente a nadie, el paso del tiempo lo convirtió definitivamente en el hombre clave del fútbol español. Un abogado coruñés que lo había tenido enfrente en más de una ocasión lo definía entonces como «un seductor de los dirigentes del fútbol español». «Los tiene fascinados», repetía constantemente, quizá por su indudable visión para los negocios y su capacidad de trabajo, pese a su a veces carácter excesivo, expansivo y lenguaraz.

Con esas credenciales, alcanzar la presidencia de la LFP era cuestión de tiempo. Lo hizo en abril del 2013 y supuso un cambio radical en la política de un organismo anquilosado. Si bajo las anteriores presidencias la patronal mantuvo un perfil bajo y poco mediático, desde que el abogado costarricense asumió su mandato la exposición y la relevancia social de la institución aumentaron de forma notoria. De hecho, nunca ha eludido las trifulcas en Twitter ni las apariciones públicas.

Si alguien podía hacer un diagnóstico certero de la situación del fútbol español ese era Javier Tebas, que fue tan contundente como se esperaba desde el principio: «En global, el fútbol español está enfermo. Si hemos salido -decía entonces- de 24 concursos es que no estamos para tirar cohetes». También señaló que una de sus prioridades era acabar con los amaños y reducir una deuda que llegó a alcanzar los 3.700 millones de euros (752 con la Agencia Tributaria). Acabar con los amaños, reducir la deuda y poner orden en el descontrol televisivo eran los retos que se marcó en sus primer mandato.

Tres años y medio después, los amaños son tratados como un delito, la deuda con el fisco está encauzada y por debajo de los 300 millones, la mayoría de los clubes prácticamente han duplicado los ingresos por derechos de televisión y han desaparecido las denuncias de jugadores por impagos al final de temporada. Además, LaLiga ha visto como se modernizaba su estructura con la creación de oficinas por todo el mundo y ha dado visibilidad a un fútbol que organizativamente quiere competir con la Premier League. Fiel a su máxima de que «quien no crece se estanca», prácticamente ha duplicado el presupuesto de la Liga (de 84 y 140 millones) y triplicado el número de empleados, de 45 a 130.

Eso sí, a Javier Tebas, inasequible al desaliento y firme en cada una de sus convicciones, le ha tocado pagar un peaje importante, además de ser la diana de buena parte de sectores inmovilistas del balompié español. Ha removido el avispero y ha pagado alguna de sus consecuencias, aunque, finalmente, los clubes le han mostrado su agradecimiento tras una transformación que parece sentar las bases para el fútbol del futuro.

Pese a confesarse madridista -e incluso señalar que al fútbol español le viene bien que Madrid y Barcelona estén arriba- mantiene una dura pugna con Florentino Pérez, se ha enfrentado sin reparos a un Villar al que considera anticuado y cabeza visible de un sistema de vasallaje y se ha empeñado en acabar con la violencia en los estadios, lo que le ha granjeado la enemistad con los grupos ultras.

Javier Tebas ha sido el blanco favorito de críticas desde los más variados y disparatados lugares. La federación de Villar no lo puede ver, el sindicato de futbolistas critica su contundencia, los ultras acompañan sus consignas con el «¡Tebas vete ya!», grupos de aficionados le responsabilizan por los cuestionables horarios y le recuerdan su pasado político... Una extraña mezcolanza de intereses que olvida que, por fin, en el fútbol español reina el control económico, que ha empezado a cumplir con sus obligaciones fiscales, se ha responsabilizado de su deuda y ha incrementado de manera exponencial sus ingresos por televisión con la venta centralizada de sus derechos. Y cuenta con el casi unánime apoyo de los clubes profesionales, que, al fin y al cabo, son los que han decidido que quieren seguir bajo su batuta otros cuatro años más.