El relevo americano de los líos

Xosé Ramón Castro
x. r. castro REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

FRANCK FIFE | Afp

El 4x100 masculino suma 13 descalificaciones, y el femenino gana el oro tras ser readmitido

21 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Los relevos se han convertido en la casa de los líos del atletismo americano. Por las sucesivas descalificaciones (el 4x100 masculino lleva 10 desde 1995 en Mundiales y Juegos) y por lo que muchos interpretan como trato de favor, la readmisión del equipo femenino del relevo corto tras su descalificación y que en la final fue capaz de colgarse el oro partiendo por la calle 1.

De poco le valió a los chicos del 4x100 masculino el cónclave previo en Estados Unidos. En Río hicieron su décimo ridículo. Desde 1995 acumulan siete pifias en mundiales, dos olímpicas (Pekín y Río) y otra en el mundial de relevos del pasado año. A lo largo de la historia llevan trece descalificaciones, la primera en 1912. En esta ocasión se fueron a la calle por algo inaudito: adelantar el relevo a la zona indicada, una novedad en su particular repertorio de los horrores, ya que lo habitual es que entreguen mal el testigo o se pasen de la zona delimitada.

Ese adelanto le supuso la descalificación después de conquistar en teoría el bronce, pero el caso femenino levantó muchas más ampollas entre sus rivales. Porque las americanas, con un cuarteto de ensueño, fueron repescadas para la final después de ser descalificadas. La historia comenzó en la ronda de semifinales cuando Allyson Felix, que corría en la segunda posta, le entregó el testigo lanzándolo al aire a Gardner. El artilugio cayó al suelo y las americanas ya no pudieron proseguir en carrera.

Entonces la delegación americana presentó una reclamación aduciendo que Felix había sido obstaculizada por la brasileña Kauiza Venancio y por eso no había podido entregar el testigo de un modo correcto. Entonces la organización tomó una determinación un tanto salomónica pero que beneficiaba en exclusiva al cuarteto de Estados Unidos. Tenían que realizar la carrera de nuevo en solitario y entrarían por tiempos en caso de conseguir rebajar los cronos que estaban vigentes de las semifinales. Como se esperaba, la decisión fue un chollo para las americanas, que marcaron el mejor tiempo de todas las semifinales, entraron holgadas y dejaron fuera de la final a China, a quien de nada le valió protestar.

El único castigo que se llevó Estados Unidos de todo el affaire fue correr por la calle 1 la final, una anécdota dado el cuarteto de ensueño reunido: Bartoletta, Felix, Gardner (que corrió con zapatillas prestadas) y Bowie. En esta ocasión no fallaron en la entrega del testigo y las americanas ganaron con una marca de primer nivel (41,06 segundos), sin dar opción en ningún momento a Jamaica, que pese a cortar en el cuarteto con la Elaine Thompson, campeona de 100 y 200 en Río, y Fraser, no consiguieron intimidar a las americanas conformándose con la plata. La cara y la cruz del mismo problema. Pasan los campeonatos y el cambio de testigo sigue siendo un problema para Estados Unidos. Y aunque tenga un año por delante, seguro que en el próximo mundial volverá a suceder.