Así serán las siete etapas de la Vuelta a España por Galicia

La Voz REDACCIÓN

DEPORTES

SAÚCO FERNÁNDEZ

Imponentes subidas como al Ézaro o a San Andrés de Teixido y una belleza paisajística casi sin igual acompañarán al pelotón por su recorrido por tierras gallegas

22 ago 2016 . Actualizado a las 18:44 h.

1ª etapa - Galicia, kilómetro cero

La comunidad gallega vuelve a convertirse en la gran protagonista del inicio de la Vuelta con una contrarreloj por equipos de 30 kilómetros en la provincia de Ourense

Etapa 1

Tras su ausencia en la edición del año pasado, Galicia vuelve a cobrar protagonismo en la Vuelta a España, acaparando las primeras siete etapas de la carrera. La última vez que la Vuelta comenzó en territorio gallego fue en el 2013 cuando, en un alarde de innovación e imaginación, una batea en Vilanova de Arousa era el lugar escogido para comenzar aquella edición que reforzó la imagen de Galicia como una de las capitales del ciclismo a nivel nacional.

Tal ha sido el éxito de público a nivel gallego que, en esta ocasión, la organización ha vuelto a escoger un lugar simbólico para iniciar la Vuelta: el Balneario de Laias, en el corazón de la provincia de Ourense. Un entorno idílico y majestuoso donde el pelotón echará a rodar con una contrarreloj por equipos con final en el Parque Náutico de la localidad de Castrelo de Miño.

Serán 29,4 kilómetros en terreno completamente llano que se desarrollará por las localidades de Razamonte, As Chabolas, donde se alcanzará el nivel máximo de altitud en la etapa con apenas 135 metros, Ribadavia o San Paio. Se prevé que sea una etapa propicia para que alguno de los veintidós equipos en competición busquen lucirse desde el inicio de la carrera y empezar a marcar diferencia con alguno de sus rivales.

Será una primera etapa en la que a nivel estético se podrá vislumbrar algunos de los grandes paisajes galaicos que se dejarán ver en esta edición de La Vuelta. Un primer recorrido entre termas al aire libre y espectaculares viñedos y bodegas en una de las regiones vitivinícolas más importantes del país.

Chris Froome, Alberto Contador y Nairo Quintana tendrán en Ourense la primera oportunidad de dar un golpe encima de la mesa en lo que promete ser la gran batalla de esta Vuelta a España. Los grandes favoritos son el equipo Movistar, con Nairo Quintana como líder y con el español Jonathan Castroviejo como especialista en estas lides. El español, que fue cuarto en Río de Janeiro puede aprovechar esta contrarreloj para ponerse líder como ya hiciera en Jerez en el año 2014. Por su parte, el británico Chris Froome al frente del Sky es otra de las grandes apuestas para esta contrarreloj. El flamante campeón del Tour de Francia y medalla de bronce en los Juegos Olímpicos llega en un gran estado de forma a esta Vuelta Ciclista a España.

2ª etapa - El turno de los esprínteres

Fontefría se presenta como el sitio perfecto para armar una escapada que evite la primera y tal vez única llegada al esprint

Etapa 2

Segundo día de competición y segunda jornada por suelo gallego. Tras una primera toma de contacto con la carretera en una contrarreloj por equipos que a priori no deparará grandes diferencias en la general, llega una etapa que se presenta como una de las pocas oportunidades con la que contarán los velocistas para resolver un final al esprint.

La ciudad de Ourense se vestirá de gala para convertirse en el punto de partida del pelotón, que tendrá por delante algo más de 160 kilómetros hasta llegar a la meta de Baiona.

En el camino, y a pesar de tratarse de una etapa catalogada como llana, los ciclistas se encontrarán con el alto de Fontefría (790 metros), un puerto de tercera categoría que podría convertirse en el lugar propicio para que algún aventurero se arriesgue a montar un ataque con el que consiga romper y desestabilizar al grupo, y así poder escaparse durante los algo más de ochenta kilómetros que todavía le restarán a la etapa.

El único puerto de esta segunda etapa destaca por su longitud, con dos partes bien diferenciadas entre sí. Una primera de apenas cinco kilómetros en las que harán acto de presencia rampas con más de un 8 % de desnivel y que incluso llegarán a las dos cifras en pequeños tramos, y otra segunda con un recorrido mucho más suave y ondulado que ayudará a los ciclistas a coronar el alto de Fontefría sin demasiadas complicaciones.

Un descenso sin apenas peligro pero en el que el pelotón no deberá perder la concentración si no quiere llevarse algún susto será la antesala de un segundo tramo de etapa prácticamente llano, aunque con algún que otro repecho, que favorecerá el avance en grupo de los ciclistas a través de las localidades de Ponteareas, O Porriño, Vigo y Nigrán para llegar a Baiona, que tendrá el privilegio de convertirse en el punto final de la segunda etapa de la Vuelta a España.

3ª etapa - Una llegada que es un mito

La joya de la corona está en O Pindo, y todo dependerá del amor propio del pelotón

Etapa 3

La etapa empieza el domingo para los aficionados que quieran acercarse a la Plaza de España y el aparcamiento del Paseo Alcalde Antonio Blanco para disfrutar de toda la parafernalia festiva de la Vuelta en Marín.

Pero para los más intensos, todo comenzará cuando el pelotón enfile dirección Dumbría hacia uno de los puntos que se han convertido en icono de la ronda ciclista española: el Mirador de O Ézaro. La cumbre será el gran atractivo de una etapa que transcurre en llano 120 de los 170 kilómetros a los que obliga al pelotón.

Bien lo sabe Gonzalo Rabuñal, uno de los ciclistas gallegos que formó parte del pelotón profesional de la Vuelta con el maillot del Xacobeo. «Será el primer contacto con la montaña, muy explosivo. Yo apostaría por Contador, aunque es una lotería y los segundos de ventaja serán pocos en todo caso. Quintana y Froome tendrán que intentar no perder y coger ritmo», avanza.

El grupo afrontará la primera subida en el kilómetro 125,8 con el alto dos Montes de Carnota (segunda categoría), y en el kilómetro 149 tendrá que encarar el alto das Paxareiras en Muros, a unos veinte kilómetros del comienzo a la subida al Mirador de O Ézaro.

Gonzalo Rabuñal considera que la fase llana de la tercera entrega de la Vuelta a España será propicia «para una escapada consentida y que el pelotón controle desde la distancia».

«Los puertos que están en la segunda mitad de la etapa y además encadenados podrían tener algo de influencia, pero poca. Con respecto a la llegada en el Mirados, la verdad es que se está haciendo un nombre en el ciclismo y seguro que los favoritos a la general querrán firmar una victoria para que su apellido quede para la posteridad», añade.

«Mucho ojo al viento de costado porque si es norte será muy malo, porque para rodar se hace muy duro. Si es sur, aportará mucho calor y se subirá rápido Paxareiras, un puerto desconocido por esa carretera, con asfalto antiguo, rugoso y que se pega con altas temperaturas», analiza.

«Una vez en O Ézaro, el pelotón llegarán seleccionado y habrá que prestar atención a la colocación en el desvío de la carretera general», concluye.

4ª etapa - Mejor llegar vivos

La ciudad de los caballeros y la leyenda de San Andrés de Teixido, en otra entrega, que será mítica

Etapa 4

Galicia parece dispuesta a mostrarse en todo su esplendor. Si la llegada en el Mirador de O Ézaro no fue suficiente, la belleza acumulada para el aficionado al ciclismo se verá incrementada no solo con la salida de esta etapa en el un histórico Betanzos de los Caballeros, sino también con un pico final en el inédito Mirador Vixía de Herbeira de San Andrés de Teixido, al que es mejor llegar vivo para no tener que acudir muerto, como reza la leyenda.

La organización ya avanza que esta entrega de 163,5 kilómetros será «vistosa y colorista». «Este puerto, de 11,2 km al 4,8% de media, no es excesivamente duro pero puede ser peligroso para los que se despisten», añade mientras destaca que el pelotón podrá admirar los acantilados más altos de Europa (620 metros de caída hacia el mar).

Gonzalo Rabuñal cree que esta entrega «será la primera ocasión de poner las cartas encima de la mesa» y al mismo tiempo advierte que no será un juego de niños, de manera que «a lo mejor, alguno pierde». «Seguramente, todo esté bastante igualado a estas alturas, pero poco a poco se tenderá a aumentar la diferencia entre ellos, porque alguna llegada requerirá un esfuerzo más prolongado», argumenta.

El ex ciclista del Xacobeo considera que a estas alturas también será «muy importante ver como están de protegidos los equipos y líderes de protegidos».

San Andrés de Teixido será un escenario perfecto para la irrupción de nuevos nombres que agiten el pelotón. «Al ser etapas pequeñas y nerviosas pero sin la tensión del Tour o Giro, son más propicias para corredores jóvenes como Latour», ejemplifica.

La etapa posee puertos al principio buenos para las escapadas con gente de cierto nivel que puedan descolocar y cansar a los rivales. Rabuñal apuesta por una llegada en escapada y cree que con respecto al Ézaro el viento influirá menos, salvo al final. «De cara a la general la subida puede marcar ya unas diferencias más grandes que O Ézaro, donde las diferencias o un mal día se disimulan mejor. En San Andrés con ritmo y ataques ya hay kilómetros para hacer segundos de diferencia», concluye Rabuñal.

5ª etapa - Lugo, protagonista diez años después

La capital amurallada vuelve a acoger una etapa de la Vuelta después de una década

Etapa 5

La Vuelta desembarca en A Mariña lucense para vivir la quinta etapa entre las localidades de Viveiro y Lugo. Tras el final del día anterior en la emblemática iglesia de San Andrés de Teixido, la caravana desembarca en la provincia de Lugo con una etapa de 171 kilómetros, que discurrirá por la costa en un primer tramo y que acabará adentrándose en el interior hasta la capital amurallada.

Esta quinta etapa tendrá un recorrido rompe piernas de constantes subidas y bajadas en la que los ciclistas ascenderán 2.600 metros y descenderán 2.260, aunque en el primer tramo de 70 kilómetros primará la parte llana, en la que el pelotón bordeará la costa por localidades como Foz o Ribadeo. La carrera llegará a adentrarse en Asturias antes de encarar el interior de la provincia.

En la localidad de A Trabada comenzará a complicarse el terreno con las primeros desniveles reseñables. Aunque el punto clave de la etapa llegará en el kilómetro 118, una vez pasadas las localidades de A Pontenova y Riotorto, los ciclistas tendrán que afrontar el puerto de Marco de Álvare, de tercera categoría y de una distancia de 11 kilómetros, con una altitud de 595 metros y una inclinación del 3´6% que promete emociones fuertes en la jornada.

Circuito final

Ya en la parte final de la etapa tendrá lugar un circuito de 16 kilómetros en los alrededores de la ciudad de Lugo que probablemente permitirá a alguno de los velocistas lucirse y aprovechar el terreno para llevarse el triunfo en la etapa. Los últimos cinco kilómetros se disputarán en la Ronda da Muralla y servirán además para mostrar al mundo los encantos de la impresionante ciudad medieval, que acumulaba una década sin estar presente en el recorrido de la Vuelta a España.

Pese a la ausencia de grandes esprinters en esta edición, el final de etapa será propicio para algunos de ellos, aunque no se descarta que una escapada inicial consentida por el pelotón pueda acabar marcando la gran diferencia en esta etapa. Una etapa donde el paraíso de la provincia de Lugo volverá a mostrar todo su esplendor y en la que desde la zona costera de A Mariña hasta en las zonas del interior con final en la ciudad lucense se espera una gran afluencia de aficionados, especialmente en ese tramo final que discurrirá a los pies de la gran muralla tras años de ausencia.

6ª etapa - Ribeira Sacra en estado puro

Las exigentes rampas que el pelotón encontrará en los cañones del Sil no permitirán a los ciclistas bajar la guardia

Etapa 6

La prueba ciclista española por excelencia se prepara para decir adiós a la comunidad gallega y lo hace con una de esas etapas catalogadas de media montaña en la que saldrá a relucir gran parte del potencial paisajístico del que goza la Ribeira Sacra, y a la que los ciclistas podrían llegar con las piernas un tanto resentidas y pesadas tras las exigentes subidas a las que se habrán tenido que enfrentar en los días anteriores tanto en el Mirador de Ézaro como en San Andrés de Teixido.

Monforte de Lemos se convertirá en el punto de partida de una etapa de algo más de 163 kilómetros de recorrido que discurrirá entre las provincias de Lugo y Ourense, y que transcurrirá en su parte final por las estrechas y serpenteantes carreteras que bordean las orillas del Sil. Será uno de esos días en el que los favoritos no podrán bajar la guardia en ningún momento y deberán mantener la concentración por las continuas y duras rampas que se encontrarán a su paso, propicias para que aquellos que dominen la media montaña se aventuren a buscar una escapada que evite una llegada masiva a meta.

La segunda parte de la penúltima etapa por suelo gallego se presenta mucho más complicada que el tramo inicial. Los once kilómetros de subida hasta el alto de Alenza (850 metros) podrían deparar alguna que otra sorpresa si aquellos ciclistas que optan a alzarse con el triunfo final en esta Vuelta a España no administran sus fuerzas y hacen una mala lectura de la carretera. Sin tratarse de un puerto de gran dureza, casi toda la ascensión a la cumbre ourensana se hará con pendientes que rondan el 6 ? 7 % de desnivel. Y a partir del cuarto kilómetro de subida la exigencia irá en aumento por la escasez de zonas llanas en las que poder relajar un poco las piernas y descansar.

Apenas un kilómetro antes de coronar el puerto, los ciclistas pasarán por Castro Caldelas y enfilarán el último tercio de recorrido del día. La parroquia de Luíntra, en pleno corazón de la Ribeira Sacra, en el municipio de Nogueira de Ramuín se convertirán en el punto y final de una de las etapas más bellas paisajísticamente hablando con las que contará la prueba ciclista.

7ª etapa - La antesala de la montaña

La carrera se despide de Galicia con una etapa de media montaña

Etapa 7

La Vuelta pone fin a su primera semana de recorrido dejando Galicia para adentrarse en Castilla y León y comenzar así las primeras etapas de montaña en esta edición. Pero antes tendrá lugar este recorrido de media montaña entre las localidades de Maceda y Puebla de Sanabria con una longitud de 158,7 kilómetros como antesala.

Esta es una etapa intermedia en la que los ciclistas tendrán que enfrentarse a tres puertos de tercera categoría que pondrán a prueba la resistencia y fortaleza de los especialistas en terrenos de montaña. En total, al pelotón le espera un ascenso de 2.595 metros y un descenso de 2.225, todo ello entre valles sinuosos, puertos, túneles y un recorrido irregular y nada sencillo.

En el inicio, tras cruzar el Valle de la Esperanza en la localidad de Maceda, el primer puerto a afrontar será el de Allariz, de 750 metros propicio para que los más valientes intenten alguna escapada desde los compases iniciales que pueda acabar siendo decisiva para el triunfo final de etapa.

El pelotón pasará por las localidades de Xinzo de Limia y Trasmiras antes de llegar al segundo puerto del día, el alto de Fumaces, de 880 metros. Tras un respiro de setenta kilómetros con paso por la localidad de A Gudiña llegará uno de los momentos clave de la etapa, el del último puerto y que puede empezar a marcar diferencias de verdad, el Alto de Padornelo, a 1.310 metros de altitud y que tendrán que afrontar en el tramo final.

Tras esa subida la edición 2016 de La Vuelta se despedirá de Galicia, finalizando la etapa en el centro de la localidad de Puebla de Sanabria ya en la provincia de Zamora. Lo hará tres años después de la recordada etapa entre Sober y Lago de Sanabria en 2013 que ganó al sprint el australiano del Orica, Michael Matthews. En esta ocasión, el perfil intermedio de la etapa puede ser propicio para una fuga de escapados desde el inicio o bien una llegada al esprint para que los velocistas puedan amarrar un triunfo.