Las olímpicas del CRAT, entre la decepción y los valores de Rafa Nadal

DEPORTES

Lois Balado / Pablo Gómez

Dan por cerrada su etapa en el Seven y ahora apuntan al Mundial de XV del próximo año como colofón a su trayectoria deportiva

17 ago 2016 . Actualizado a las 11:18 h.

España fue séptima en el cuadro femenino de rugbi en los Juegos, con tres jugadoras del CRAT en sus filas: las gallegas Paula Medín y Vanessa Rial; y la asturiana Berta García. Ayer, Rial y Medín hacían balance en La Voz.

«La verdad es que llegamos bastante desilusionadas de los Juegos Olímpicos, por nuestra forma de competir, porque tenemos un nivel que no demostramos y creo que nos pesa a todas las jugadoras y a la expedición también. Valoras el hecho de haber estado en unos Juegos Olímpicos, pero nos sigue pesando no haber competido al nivel que deberíamos», resumía con franqueza Paula Medín, reforzada de inmediato por Vanessa Rial: «La experiencia personal fue buena, pero no tanto, porque si deportivamente, que es a lo que vas, no es gratificante, vienes con sabor amargo».

Por otra parte, la clasificación española garantiza la renovación de las becas ADO, de modo que la federación dispondrá de recursos para garantizar una plaza para el rugbi femenino en Tokio 2020. «Viene gente de 18 años pisando fuerte, con mucho futuro», avanza Rial. Ellas, sin embargo, dar por cerrada su etapa en el Seven y ahora apuntan al Mundial de XV del próximo año como colofón a su trayectoria deportiva.

Zanjado el análisis deportivo, rescatan para los lectores de La Voz alguna situación personal que da buena cuenta de cómo un deportista no profesional vive una cita como los Juegos, a pesar de la corta estadía de las rugbiers.

El rugbi fue la sensación del primer fin de semana. «Muchos deportistas ni lo conocían. Había mucha curiosidad», explica Vanessa, mientras ambas resaltan el aliento recibido desde España, compañeras del CRAT incluidas. «Estaban encantadas; nos sentimos muy arropadas incluso por gente que no había visto el rugbi en su vida», apuntan.

Además, Paula recibió el apoyo desde la grada de su hermana Lara, jugadora de ultimate en el Parrochas coruñés y que viajó desde Guatemala, adonde acude desde hace años como miembro de la ONG Arquitectura sin Fronteras, que desarrolla proyectos sociales vinculados a la construcción.

Ambas pudieron compartir conversaciones y momentos con el tenista Rafa Nadal. «Vanessa lo adoraba y era fiel seguidora suya y nos acabó enamorando a todas. Porque como persona y deportista es un diez. Contagia sus valores y su humildad. Hablo de él y se me pone la piel de gallina», relata Medín. Es más, Nadal grabó para las internacionales españolas de seven un vídeo motivacional para trasladarles positivismo antes de su debut.

Y tras compartir experiencias «con aquellos que también compiten por lo más alto», toca regresar al trabajo. La que lo tenga.