Al entorno del Sambódromo no llega el legado

Paulo Alonso Lois
Paulo Alonso Lois GALICIA-RÍO VÍA LISBOA

DEPORTES

10 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Del lápiz del arquitecto Oscar Niemeyer salieron los planos del Sambódromo Marques de Sapucaí en 1984. Hasta entonces, se levantaban y desmontaban las gradas cada vez que llegaba la fecha de la celebración del desfile del carnaval carioca. Pero la idea del alcalde socialista Leonel Brizola de crear una estructura fija para el gran evento festivo de la ciudad generó una intensa polémica. Era un desperdicio levantar una estructura similar a la de un estadio para llenarla solo cuatro días al año (estas cosas ya nos suenan más). Pero los clubes de samba la utilizaron desde entonces para organizar las actividades de sus escuelas y el recinto sirve como escenario multiusos. Ahora, la Passarela Professor Darcy Ribeiro -que así se denomina de forma oficial-, tanto recibe un evento del Papa como un concierto de los Rolling Stones.

Otro «Paseo de la fama»

Hace un par de años, cuando se celebró el treinta aniversario de la apertura de las gradas, se creó una especie de «Paseo de la Fama», inspirado en el que honra a las estrellas del cine en Hollywood. En las estrellas situadas junto a una de las tribunas del sambódromo, se inscriben los nombres de las escuelas ganadoras del desfile de carnaval desde que se inauguró el estadio.

Ese recinto polivalente de 550 metros de largo, uno de los más grandes de Río al aire libre, también acoge los Juegos Olímpicos. Del tiro con arco de estos días, a la llegada del maratón de los dos últimos domingos de competición. Antes de que empiece la jornada, con las gradas todavía vacías, un grupo de samba ocupa el centro del campo de tiro. Recuerda así por unas horas el origen del recinto.

Pero la música y el confeti de los Juegos no evitan que sobre la silueta de las gradas que imaginó Oscar Niemeyer asome el Río de Janeiro de las desigualdades, las favelas, las malas condiciones de vida... Ante las puertas mismas del recinto se acumulan los edificios destartalados. A este rincón de la ciudad no llegará el legado olímpico, la gran coartada para gastar diez mil millones de euros, la mayoría en infraestructuras. Los Juegos pasarán de largo. Aunque continuará el carnaval.