Se enciende la piscina, empiezan los Juegos

Antón Bruquetas EN 100 METROS

DEPORTES

06 ago 2016 . Actualizado a las 09:20 h.

Todo está en calma en el vientre del Aquatics Centre de Londres. En las entrañas del icónico edificio diseñado por la arquitecta iraquí Zaha Hadid, los nadadores comienzan a desfilar por la zona mixta. Las grandes figuras salen indemnes de las series de clasificación. Aún no es el momento de apretar el paso. De repente, todo se agita. Aparece Michael Phelps. Para alguien educado en un país como España, anestesiado con el fútbol, resulta complicado comprender el revuelo que se ha montado en un abrir y cerrar de ojos. La organización reacciona rápido y le da a Phelps un micrófono para que pueda contestar a todas las preguntas, las que le llegan desde la primera línea que lo rodea hasta las surgen desde el fondo de la sala. Se pasa más de un cuarto de hora contestando acerca de las opciones que tiene de continuar ampliando su leyenda. Deber competir otra vez en poco tiempo. Pero sigue allí, de pie, con su estirada figura y un gesto tranquilo. Para él es parte de su rutina. Entiende que sin ese ritual su jornada no está completa. Lo sabe porque antes que él, en Estados Unidos ha habido una nómina interminable de campeones. Y es consciente de que millones de personas quieren escuchar lo que diga. Y que unos pocos se encargarán de transmitírselo.

Aquello ocurrió hace cuatro años. Hoy la magia de la pileta se volverá a encender. Entre los nombres ilustres, les toca a Mireia Belmonte y a la húngara Katinka Hosszu abrir el fuego en los 400 estilos, donde también competirá la gallega María Vilas, a sus 20 años, un portento en constante progresión. Tras el rastro de Mireia se empieza a solidificar la sensación de que en España también apasionan los éxitos entre corcheras. Que ya se comprenden un poco mejor las horas y horas de sacrificio que encierra cada desafío en una lámina de agua de 25 o 50 metros. Cada récord, cada medalla, cada centésima que se le araña al crono implica miles de metros estrujándose hasta el alma. Porque la natación significa coraje y determinación. Por eso los Juegos la adoran.