Tono Campos reconquista Europa

manu otero, pablo penedo PONTEVEDRA / LA VOZ

DEPORTES

CEDIDA

Logró el oro tras un mano a mano con el húngaro Marton Kover de 22 kilómetros

03 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Un segundo de gloria que a buen seguro nunca olvidará. Un segundo de ventaja sobre el vigente campeón del mundo, el mismo Marton Kover que hace menos de un año lo dejaba justo por detrás en el medallero del Campeonato del Mundo de Maratón. Un último y potente suspiro que a primera hora de la tarde de hoy le permitía al grovense Tono Campos pzar la bandera gallega y la española a lo alto del mástil que acompañará al nuevo campeón de Europa de C-1 sénior en la ceremonia de entrega de medallas.

La emoción fue la tónica dominante en la canoa masculina con un espectacular mano a mano entre el grovense Campos y el gigante magiar desde el arranque hasta la conclusión de los 26,200 kilómetros de prueba, para locura del entregado público local. «Tener a la afición de tu lado siempre te empuja y da más fuerzas», afirma el grovense. Pero la regata no estuvo exenta de estrategia.

Con la motivación añadida de saber que esta podía ser su única oportunidad de alzar un gran título en casa, Tono Campos dio el do de pecho. Y frente a un Marton Kover convencido de que lo mejor hoy era limitarse a dejar que su anfitrión se fuese desgastando al frente del dúo de cabeza, el arousano supo administrarse para responder al previsible ataque final del húngaro. «Ha sido una carrera muy táctica desde el principio porque iba en cabeza en solitario con los dos húngaros y estaban haciendo juego de equipo. Cuando conseguí soltar a uno en el primer porteo, el otro no me quería relevar y tuve que jugármela yo solo», relató el flamante campeón de Europa de piragüismo maratón.

Así llegaron hasta los doscientos metros de meta. La amenaza de hundir en caída vertical su gozo en un pozo solo sirvió para engrandecer el segundo título continental de Campos que supo responder al intento final del húngaro Kover de aguarle la fiesta. El bronce fue para el luso Nuno Barros, a 1 minuto y 51 segundos del oro y ganándole la medalla a su compatriota Lacerda también por un segundo de diferencia.

Esta mañana se celebra la jornada definitiva del europeo y en ella Campos y Kover volverán a verse las caras pero sobre el C-2 en una fiesta en la también está invitado el laureado dúo formado por Óscar Graña y Ramón Ferro. No fue la única alegría del día. Apenas dos horas antes, a otra palista pontevedresa se le saltaban las lágrimas al cruzar la meta en tercera posición y conseguir la que podría ser su última medalla en una prueba internacional de primer nivel. «Pensaba que iba a ser emocionante, pero no me imaginaba que tanto», confiesa Raquel Rodríguez que a sus 41 años podría haber puesto el broche de oro a una carrera de más de veinte años dedicada al piragüismo.

El C-1 sénior femenino abrió la jornada de ayer del europeo en el Lérez. Muy pronto la regata quedó partida con la escapada de la germana Cathrin Duerr en cabeza. Más emoción hubo con la lucha por la plata entre Rodríguez y la francesa Pauline Martin. «Intenté cogerla pero no pude», admite la pontevedresa «muy contenta» con su medalla de bronce. La plata se quedó a poco menos de dos minutos y el oro, inalcanzable, a más de ocho. La jornada concluyó con una nueva medalla para el combinado nacional, Emilio Merchán acabó segundo en el K-1 masculino, la última regata de la jornada.

El bronce más especial a los 41 años

Huía de favoritismos antes del inicio de la regata, pero Raquel Rodríguez sabía que el de ayer tenía que ser su día. Conocía el terreno, competía en casa y ante familiares, amigos y sus pupilos de la Escuela de Piragüismo; y a sus 41 años la de ayer pudo haber sido su última oportunidad de brillar en una gran prueba internacional. «Al ver las gradas que parecía que se iban a venir abajo me entraron ganas de llorar», confesó la veterana pontevedresa exhausta tras un esfuerzo de diecinueve kilómetros.

Tomó la salida como una exhalación pero pronto se dio cuenta de que la victoria no iba a estar a su alcance, así que centró su lucha en dar caza a la francesa Pauline Martin y aunque estuvo cerca tuvo que conformarse con una meritoria tercera posición.

Acostumbrada a entrenar a diario en el río Lérez, a Raquel le sorprendió la dureza del circuito. «Entreno aquí todos los días y no recuerdo unas condiciones como las de hoy (por ayer), marea casi baja de todo, la rampa de los porteos inclinada a tope y un viento horrible», enumera la medallista. En el primer tramo de regata «fui bastante fuerte, lo pagué y me costó acabar», admitía extenuada al concluir la prueba aunque con la emoción de las innumerables muestras de apoyo que recibió desde que puso el primer pie en tierra firme.

No es la primera medalla que logra y puede que tampoco sea la última, pero la de ayer es la más especial de su carrera.