Hoy comienza la cuarta gran cita de España bajo la batuta de Vicente Del Bosque. La primera fue el Mundial, el gran hito del fútbol español; la segunda, la Eurocopa del 4-0 a Italia; y la tercera, el fiasco de Brasil. El torneo de Francia viene siendo la prueba del algodón a un examen que pasará el seleccionador. En Francia se resolverá si ha tenido éxito en la transición tranquila de la que tanto se ha hablado o si fracasa en el intento dando la razón a quienes creen que el proceso de cambio debería haber sido más ambicioso, con sustitución incluida del salmantino.
La República Checa debería de suponer un debut plácido. Porque aunque el juego de España previo a la Eurocopa y su estado físico puedan producir dudas, la calidad de la selección es incontestable. Y este es el fuerte de este grupo en los últimos años y, por tanto, la baza a explotar. No podrá ser exactamente igual que con Xavi y Alonso, pero los Busquets, Iniesta y Silva, junto con Fábregas o Thiago, deberían marcar la pauta.
En cualquier caso, si España quiere llegar lejos, también necesitará de la profundidad de sus delanteros. Torneos cortos como las eurocopas y los mundiales requieren gol, algo que a España le suele costar. Del Bosque apostará por Morata y Nolito. Quizá buena parte del éxito de España venga de su acierto, uno con su remate y velocidad y el otro por su desequilibrio endiablado. Nolito, además, tiene tal calidad que debería mezclar perfectamente con los grandes peloteros del equipo.
HY queda comprobar lo que parece ya un hecho, que De Gea será el meta titular. No será fácil para el meta del United estar bajo palos y olvidar el turbio asunto que le está salpicando. España fue campeona gracias a los milagros de Casillas. Casi toda selección que ganó un título siempre tuvo que algo que agradecer a su portero. Francia no debería ser diferente.