Pobre y polémico estreno de Brasil en la Copa América

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DEPORTES

FREDERIC J. BROWN | Afp

La selección de Dunga sigue instaurada en una grave crisis de juego y sólo evitó la derrota ante Ecuador por un error del árbitro

05 jun 2016 . Actualizado a las 17:55 h.

Los silbidos que recibió la selección brasileña en el final del partido que empató sin goles en su estreno en la Copa América Centenario dejaron en claro el malestar que genera en su público el juego del equipo de Dunga, que incluso pudo perder si no le hubiesen quitado un gol válido a Ecuador.

Por más que Brasil mostró un mejor juego que su rival en el estreno de ambos en el Grupo B, fue Ecuador el que estuvo más cerca del triunfo cuando el delantero Miler Bolaños convirtió un gol mediada la segunda parte, pero la jugada fue anulada de manera polémica por el árbitro chileno Julio Bascuñán.

«Era un gol legítimo que el árbitro anula. Lo vi por televisión y no hay dudas de que la pelota no salió», se lamentó Quinteros. «Que no nos convaliden un gol válido es muy duro para nosotros». Con una veloz carrera, Bolaños alcanzó un balón que parecía perdido por el sector izquierdo y, cuando estaba saliendo, lo conectó de zurda, con un efecto muy extraño. La pelota corrió paralela a la línea de fondo, directa a las manos de Alisson.

Sin embargo, de forma casi inexplicable, el balón se le escurrió por debajo del cuerpo al futuro portero de la Roma y se metió suavemente en el arco. No pareció que la pelota hubiese traspasado la línea de fondo, pero Bascuñán, a instancia de su juez asistente Carlos Astroza, marcó saque de puerta. «Un línea, con vista biónica, nos anuló el gol», disparó Quinteros. «Se equivocan otra vez en contra del supuesto equipo más débil. Seguro que si era al revés no marcaban lo mismo. Nos vamos con mucha bronca», se quejó.

«No puedo decir si salió o no, estaba muy lejos. No la vi por televisión y desde mi posición es difícil saberlo», afirmó, en tanto, Dunga. Esa decisión impidió el triunfo de los ecuatorianos, pero no evitó que el conjunto de Dunga se fuera bajo una estruendosa pitada cuando finalizó el partido. El equipo brasileño extrañó muchísimo a Neymar, presente en un palco junto al piloto Lewis Hamilton, el cantante Justin Bieber y el actor Jamie Foxx.

«El público tiene derecho a expresarse como lo sienta», reconoció Dunga. «Pero si vamos a medir el rendimiento y analizar el partido fríamente, Brasil siempre estuvo más cerca de ganar. Siempre queremos más, pero el equipo se comportó bien y estuvo muy firme en defensa», valoró el exfutbolista brasileño.

Razón, en parte, no le falta. Los primeros minutos mostraron un desarrollo intenso, con dos equipos ambiciosos y dispuestos a asumir riesgos. En ese intercambio de golpes, el primero en impactar fue Ecuador, con un remate desde fuera del área de Bolaños, que salió pegado al palo izquierdo del arquero Alisson.

Sin embargo, Brasil respondió rápido con una excelente jugada por la derecha de Willian, que desbordó y envió un centro bajo para la aparición de Coutinho. El delantero del Liverpool tuvo el gol en sus pies, pero el arquero Esteban Dreer, sustituto de Alexander Domínguez, se lució con una parada genial.

Como si se tratara de boxeo, Ecuador sintió la mano pesada del rival y entonces optó por tomar más precauciones. Se retrasó en el campo, le cedió la pelota al rival y dejó puestas sus esperanzas ofensivas en alguna internada de Jefferson Montero o Bolaños.

Con algunas precauciones, Brasil aceptó la invitación y se adelantó más en el terreno, hasta convertirse en el dominador del encuentro. Con el tándem que formaban Willian y Daniel Alves por la derecha, el conjunto dirigido por Dunga marcaba diferencia hasta tres cuartos del campo, pero le faltaba profundidad para inquietar más a Dreer.

Sin embargo, Ecuador pudo emparejar el trámite, con mejor presión de sus mediocampistas. Claro que tampoco le alcanzaba para generar peligro frente al arco de Alisson. «Por momentos salió el partido que queríamos y por momentos no. Hubo tramos en los que Brasil nos llevó contra nuestro arco, que no era lo que queríamos», analizó Quinteros.

«Generamos situaciones favorables, pero no estuvimos finos para resolverlas con muchos espacios y en el mano a mano. Terminamos mal las jugadas, más por errores nuestros que por virtudes del adversario», se lamentó. En la segunda mitad, el juego decayó en intensidad y nivel. Brasil procuraba manejar el balón y asistir a sus atacantes pero chocaba con el muro infranqueable que proponían Arturo Mina y Gabriel Achiller en la zaga central.

A esa altura, el juego estaba claro con Brasil volcado en ataque, sin demasiada claridad, y Ecuador replegado en busca de un contragolpe salvador. Y por esa vía, el conjunto dirigido por Gustavo Quinteros generó la ocasión que provocó la polémica de la que se hablará durante varios días. Allí, literalmente, se acabó el juego, porque la última media hora transcurrió sin ninguna emoción, con dos equipos lejos de los arcos rivales y hasta con conformismo con el resultado. Por eso, los pitidos del final no sorprendieron demasiado, más allá de que ambos entrenadores terminaron admitiendo que el resultado no estuvo mal.