Medio minuto en cinco años

Antón bruquetas REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

MARCOS CREO

La imparable progresión de María Vilas en el 1.500 la instala en la élite mundial

23 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

En el mes de marzo María Vilas (Ribeira, 1996) se empezó a cuestionar si aquellos esfuerzos titánicos a los que sometía a su cuerpo tenían sentido. Aguantar la enorme exigencia que significa ser parte del grupo de trabajo dirigido por Fred Vergnoux estaba a punto de minar su resistencia mental. Si se hubiese llegado a producir esa ruptura, no habría sido una situación nueva para el técnico francés, quien tiene en Mireia Belmonte al modelo de deportista perfecto para completar su extenuante planificación. Por el difícil camino de la formación a Vergnoux se le fueron cayendo nombres como el de Marc Sánchez, uno de los grandes fondistas del país y que decidió abandonar hace dos años la disciplina de un entrenador que ha conseguido llevar a la natación española a unas cotas de éxito inimaginables.

«Es duro, claro que lo es... pero es que se trata de alto rendimiento. ¡Ya me gustaría llegar al volumen de entrenamiento que tienen en Estados Unidos!», suele responder el entrenador cuando le cuestionan sobre este tema.

Apoyada por su círculo de confianza, María Vilas adivinó en ese sacrificio la senda para completar un sueño: disputar unos Juegos Olímpicos. Y se fijó una meta, resistir al menos este año. En el Open de Primavera todo aquel derroche diario pegada a la corchera debía cobrar sentido. Sin embargo, las primeras sensaciones no fueron buenas. Tiempos discretos en el 800 y en el 1.500 dejaron paso a una actuación portentosa en el 400 estilos, donde inopinadamente logró la mínima para los Juegos Olímpicos de Río y le pegó un zarpazo a su marca.

En el Europeo de la semana pasada, la nadadora gallega finalmente se desató. Terminó cuarta en el 800 libre -con 8.26,61, muy por debajo de la mínima olímpica- y concluyó tercera en el 1.500 (16.01,25). Y volvió a atacar el cronómetro: más de cuatro segundos por debajo de su hasta entonces récord personal en el 800 (8.30,94) y más de seis en el 1.500 (16.07,48). Evidenció que continúa en progresión. Lo que ha sido una constante, salvo excepciones puntuales, a lo largo de su carrera. En su prueba reina ha limado más de medio minuto en cinco años, cuando tenía como referencia 16.37,28. Este crecimiento la ha instalado en la élite mundial en las distancias en las que se requiere un motor diésel como el suyo, de impulsos largos.

«Está nadando a un nivel extraordinario», comenta el presidente de la Federación Gallega de Natación, Carlos Bremón, quien agrega: «Y es muy joven para continuar mejorando». A punto de cumplir 20 años, una edad en la que antes se consideraba que un nadador había llegado a la madurez, ahora le quedan años para encontrar su frontera. «En mi época, a partir de los 25 años se decía que el cuerpo ya empezaba a perder efectividad, pero ahora es muy diferente. Ves a gente con casi 40 haciendo marcas y optando a la victoria. Solo hay que saber manejar la fatiga mental».

«Esto le ha supuesto una gran inyección de moral»

Una persona que conoce a fondo a María Vilas es Luis Domínguez, hasta este año su entrenadora, junto a Fernando Zarzosa, responsable del grupo de natación en el Centro Galego de Tecnificación Deportiva (CGTD). Considera que los grandes resultados que ha logrado María Vilas en el Campeonato de Europa de Londres le «han supuesto una gran inyección de moral para seguir dando el máximo» en cada sesión de trabajo. «Este tipo de recompensas siempre significan un enorme incentivo para no aflojar», recalca.

Otras dos medallas para España

Mireia Belmonte y Judit Ignacio cerraron ayer la cosecha de medallas para el equipo español en los Europeos, en los que España sumó un total de seis medallas en la pruebas en línea, tras colgarse el bronce en los 400 libre y los 200 mariposa, respectivamente. Lo que le valió a Judit Ignacio para sellar su billete a Río.