Generosidad y deseo

Fernando Romay

DEPORTES

18 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Ya ha pasado. Es normal. A la larga, todos los récords van cayendo. Y en mi caso, mejor que sea un tío de Chantada, un compatriota gallego, que no otro. Fran Vázquez ha superado el número de tapones que yo coloqué en la ACB, pero hay que decir que yo jugué otras seis o siete temporadas antes, por lo que para contabilizarlas bastaría con tirar de la media, pero no pasa nada, porque, insisto, los récords están para superarlos. Y como consuelo me queda el que me arrebata el de la ACB, no el del baloncesto español.

Fran es un cinco cinco, un center de los que ya no hay, es un tipo de jugador muy necesario en su equipo, y de hecho, no hay nada más que fijarse en la carrera que ha hecho, un jugador capaz de jugar por encima del aro. Taponar es una cuestión de deseo, cierto que también de físico, de timing..., pero sobre todo de generosidad, de ayudar en el momento justo, de esa cualidad que, en mi caso, tantas faltas me costó. Porque hay que pensar que prácticamente todo tapón nace del error de otro compañero, de la vocación de cerrar a un rival que ha superado a tu compañero.

Fran Vázquez reúne todas esas características: un buen físico, un jugador generoso con su equipo y una envergadura importante.

Eso no ha cambiado con respecto al pasado; lo que sí ha variado es el juego: en mi época no había tiro de tres y quizá era más complicado. Ahora hay más radio de acción.