Spieth y Jason Day doman el viento en Augusta

Paulo Alonso Lois
Paulo Alonso Lois REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

ANDREW GOMBERT | EFE

El campeón de la anterior edición era el jueves líder del torneo

08 abr 2016 . Actualizado a las 12:38 h.

Nació en Dallas, pero Jordan Spieth parece diseñado para ganar en Augusta. Cuenta con la pegada suficiente para manejarse con comodidad en el campo actual, bastante más largo que el genuino, tiene un putt teledirigido y ayer jugó los segundos golpes con la precisión necesaria. Así se ganó las oportunidades de biridies en una apertura del Masters marcada por el viento. Jugó como una prolongación de su paseo de doce meses atrás. Sin errores, con seis birdies, el último en el 18, como da gusto cerrar una vuelta. Tan diferente y tan parecido a Tiger Woods, el último amo de Augusta. Uno humilde y empático, otro distante y en el papel de un elegido. Uno regular y tranquilo, otro atlético y explosivo. Spieth, que defiende el título, era líder al cierre de esta edición con -6, tras completar su primera vuelta. Desde el 2002, cuando repitió victoria Woods, nadie acertó en la defensa. Otro dato de la idílica relación del texano, de solo 22 años, en sus tres primeras presencias en Augusta. En sus nueve primeras vueltas como profesional en el Masters lleva totaliza -29 golpes, por los -21 de Tiger en idéntico número de hoyos.

Pero el jugador de este año y el ganador del anterior grande, el PGA, es el australiano Jason Day. Arrancó tan inspirado como Spieth. Al dejar el hoyo 9, le había ganado cinco golples a un campo endiablado por el viento. Sin errores, con un eagle en el 3, con ritmo, a lo suyo. Este jueves era tercero (tras el irlandés Shane Lowry, con -5) y totalizaba -4 después de 10 calles.

Todavía algo más por detrás, al tercero de los favoritos, Rory McIlroy, le costaba generar tantas situaciones favorables. Al cierre de esta edición le arañaba un golpe al campo después de siete calles.

El inicio del Masters mostró algo erráticos a los dos españoles. Sergio García lucía un +2 después de ocho hoyos y Rafa Cabrera llevaba un golpe más después de jugar doce calles.